Facebook Jueves, 17 julio 2014

Todo Javier Prado, sentados mi novio y yo en la última fila

Policía embestida por chofer es atendida por la policía de Emergencias.

Policía embestida por chofer es atendida por la policía de Emergencias.

escribe Vanessa Lévano

Todo Javier Prado… sentados mi novio y yo en la última fila de asientos de una custer de la línea CTI, placa W3R-799… … yo descansaba sobre el hombro de mi novio cuando escucho la voz una mujer policía pidiéndole al chofer de nuestra custer que le entregue los papeles correspondientes, aún adormecida siento que nos movemos y escucho a todos los pasajeros, incluido mi novio, gritándole al chofer que se detenga. Yo no sabía que pasaba, me paro y miro por la ventana trasera de la custer: Veo a la señorita policía, dueña de la voz que escuché, rodando por la pista. LA HABÍA E.M.B.E.S.T.I.D.O!!!!!!!…..

 

 

El chofer que atropelló a la mujer policía.

El chofer que atropelló a la mujer policía.

Inmediatamente todos los pasajeros varones hicieron que las mujeres bajemos del carro y atacaron al chofer. La indignación se apodero de todos.
Las mujeres atendimos a la mujer policía y los hombres sólo querían matar a golpes al sujeto detrás del volante que sin culpa, sin verguenza y sin sangre en la cara casi mata a una persona.

Sinceramente yo también quería agarrar a golpes a ese hombre por cometer un crimen de esa naturaleza. Ahí entendí lo que es querer hacer justicia por propias manos… la ambulancia no llegaba, la policía de emergencias tardaba y todo era un caos.

Esta es la placa de la custer que atropelló a la mujer policía.

Esta es la placa de la custer que atropelló a la mujer policía.

La mujer policía estaba de pie, pero desconcertada, no sabía que le había sucedido; pero había sufrido un fuerte golpe en la cabeza, su pierna deba señales de que había sido arrastrada por la pista y sus manos habían sufrido el roce de la brea con la piel. Solo atiné a soltarle el cabello para que el moño no presionara más su cabeza, le dije que se quitara los aros porque sus manos temblaban como gelatina y que se desabrochara y se sacara todo lo que tenía encima para que pueda respirar mejor. Ella solo me escuchaba y hacía caso a mis indicaciones, estaba aterrada.

Haber sido testigo de tal escena te deja con una impotencia difícil de explicar, ver como un hombre casi se convierte en ASESINO y lo peor de todo, que la policía que fue al rescate (emergencias) te deje con la sensación que no se haría justicia…

16 de Julio del 2014
Javier Prado con Arenales
11:00am