Facebook , Lima Jueves, 11 septiembre 2014

¿Requiém por la Residencial San Felipe?

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escribe Jimena Ledgard

Uno de los ejemplos más increíbles de arquitectura moderna en esta ciudad se encuentra (nuevamente) en peligro. La Residencial San Felipe ha sobrevivido al desenfreno de la especulación inmobiliaria y la búsqueda inescrupulosa de lucro a toda costa que ha convertido a esta ciudad en tábula rasa, lista para ser arrasada por bulldozers que abran campo a nuevos terrenos sobre los que apiñar a cuántos seres humanos sea posible, gracias – en gran medida – a sus vecinos. Y sus vecinos han sido incansables, porque en los últimos años, los ataques contra la residencial del vergonzoso alcalde de Jesús María, Enrique Ocrospoma, han sido brutales y sostenidos.

Hoy, parece que sucede lo mismo. La inmobiliaria Bienes Raíces de Lily Romero ha puesto en venta un terreno 1989m2 dentro de la residencial, afirmando que tiene un permiso de construcción de hasta 15 pisos. El «problema» (para ella y sus posibles compradores, no para la residencial o para la memoria de esta ciudad) es que la zonificación actual (por la que los vecinos han luchado incansablemente) no permite levantar nuevos edificios en la resi, pues su valor arquitectónico, histórico y humano reside en la coherencia del complejo y en los espacios públicos que genera entre sus edificios.

Llamé a la señora Lily Romero a preguntarle por el terreno en venta. Me comentó que había estado en litigio con la municipalidad pero que ahora está por fin «en manos de sus verdaderos dueños privados». Cuando le pregunté por la zonificación, me respondió que la municipalidad no había querido darle los parámetros de construcción «en venganza» por el litigio, pero que ya había hecho «los trámites y las gestiones» correspondientes con la municipalidad para que entreguen los nuevos parámetros y que les habían dado luz verde. Me dijo que por ahora no podía efectuar la venta, pero que esperaba tener los «nuevos parámetros de construcción en una semana» y que me podía llamar con ese documento en mano. Cuando le volví a preguntar por cuál era la certeza que tenía de que los parámetros cambiarían, me dijo que se estaba «encargando de las gestiones». Sonaba muy entusiasmada y me prometió que hablaría conmigo en una semana.

Aquí hay dos opciones: o la señora Lily está protagonizando un caso de estafa o la Municipalidad de Jesús María, bajo el mando de Enrique Ocrospoma, está liderando un nuevo caso de corrupción y ataque contra el patrimonio arquitectónico de su distrito. O las dos al mismo tiempo. Les pido por favor que compartan esta noticia para que la gente esté al tanto de lo que está sucediendo antes de que sea demasiado tarde. Que no empiecen a haber cambios de parámetros o licencias entre gallos y media noche, aprovechando la coyuntura electoral (donde Ocrospoma planea reelegirse). Una vez más, Jesús María sigue en peligro bajo el mando de uno de los peores alcaldes que esta ciudad ha visto, que se ha dedicado, gestión tras gestión, a traerse abajo su distrito.