Facebook Jueves, 2 octubre 2014

En un mundo paralelo, Pablo Secada encabeza las encuestas. Este es su plan para Lima.

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escribe Pablo Secada en su Facebook

Este domingo elegiremos a 25 autoridades regionales, 195 provinciales y 1834 distritales. Siendo regidor metropolitano y habiendo sido «aspirante a precandidato» de mi partido, pensé que sería de interés para algunos que escriba unas líneas sobre cómo entendemos a Lima y qué creemos que se puede hacer para que vivamos mejor en nuestra ciudad. Les pido que me perdonen por no haber sido capaz de seguir representando esta agenda en la campaña municipal y en la Municipalidad, siguiendo el mandato popular.

 

Lima Emergente

Lima es la ciudad de los nietos de los migrantes que vinieron arriesgándose al dejar atrás a su familia, sus costumbres y su historia para buscar servicios básicos menos malos, huyendo de la vesania terrorista o de los dos fuegos entre los que estaban. Los economistas le llamamos sesgo de selección al ajuste necesario para calcular bien la medida en que personas más inteligentes, emprendedoras u organizadas, entre otros atributivos que no podemos observar, perciben ingresos más altos, por ejemplo. Los migrantes no son como cualquier persona. Son este tipo especialísimo de personas. Y no vinieron de cualquier sitio. Son herederos de culturas madre, u otras, que científicos y turistas de todo el mundo estudian o visitan. Como lo relataron Cotler, Fuenzalida, Matos Mar o De Soto, cambiaron nuestro país para siempre y para bien. Son más trabajadores, ahorradores y organizados que otros peruanos. Aún seguimos siendo tan necios de poner barreras, rechazar o denigrar nuestro mayor activo, lo que más nos distingue de otros países del mundo: nuestra diversidad. Los migrantes, al destruir los muros que separaban a la Lima de un millón de personas de hace una décadas del gueto que era el resto del país, sentaron las bases de su desarrollo reciente.

Al llegar al monstruo del millón de cabezas tuvieron que emprender para sobrevivir. Tuvieron que invadir o pagarle a traficantes de tierras para asentarse. Sus hijos hicieron crecer sus negocios, algunos de los cuales ya les permitían acumular como es obvio en Gamarra, Zárate o el Parque Industrial de Villa el Salvador, por ejemplo. Algunos de sus nietos, nacidos en estabilidad y en una economía que sigue integrándose al mundo, liderarán empresas multinacionales. Algunas de sus empresas ya valen cientos de millones de Soles. Se empiezan a acercar al mercado de capitales. Es muy razonable asumir que reescribirán sus planes de forma que el mercado los acepte y asumirán las necesarias reformas de gobierno corporativo antes que sus pares del país (más) formal. Serán imparables después de que aprendan a conseguir socios y dinero realmente barato.

La mayoría seguirá en la informalidad y las restricciones que conlleva, como queda claro al considerar la descripción previa. Todos, sin embargo, están hartos de las horas al día que el tráfico le roba a sus familias y su tiempo libre, de vivir en la mayor inseguridad, de no tener títulos para sus viviendas, servicios básicos y un barrio bonito, licencias para sus negocios o sus edificaciones, entre otros. Son informales porque los servicios que brinda el Estado son deficientes o inexistentes y los costos de la regulación de este Estado que no les da casi nada son prohibitivos. Han superado esta elección metropolitana; no tienen nada de confianzas en la mayoría de los políticos. Votarán porque los multan. No esperan cambios relevantes. Pero la clase media sigue creciendo y los emprendedores siguen acumulando, preparándose, viajando. No tolerarán que nos sigan gobernando mafias de agrupaciones políticas entrelazadas en la vida real o, éstas y las que no lo son, quienes no pueden ni expresar qué Lima quieren; menos podrán liderar los cambios requeridos: ni les interesa ni saben cómo.

 

La Lima que Merecemos (y No)

Merecemos varias en realidad: una en Lima Norte, otra en Lima Sur y otra en Lima Este. Industria que da chamba formal que permite acceder al crédito en buenas condiciones y más educación; vivienda segura, con acceso a áreas verdes y servicios; un sistema integrado de transporte masivo; trámites simples y supervisados por empresas privadas para formalizar nuestras casas y negocios, mejorarlos; menos insegura. Hay más pero prefiero centrarme en lo más importante.

La ausencia de planificación urbana y la migración llevaron a que la Lima tradicional esté rodeada por millones de personas que se asentaron en lo que alguna vez llamamos los conos. Cruzamos de un lado a otro una ciudad que carece del sistema integrado de transporte masivo que urbes que albergan a alrededor de un décimo de la población ya tienen. Perdemos horas de horas haciéndolo. Horas que podríamos dedicar a nuestras familias, hacer deporte o lo que queramos. Como acaba de ocurrir en 4700 hectáreas en las pampas de Lurín, donde vivirán medio millón de personas y hay espacio para toda la industria que actualmente opera en Lima Metropolitana, tienen que haber zonas industriales adyacentes a residenciales en Lima Norte (Ancón y Piedras Gordas) y Lima Este. Hay otras 12 mil hectáreas en las pampas de San Bartolo y Punta Hermosa.

La gente vivirá cerca de su trabajo. Y vivirá en edificios con acceso a todos los servicios, amplias áreas verdes y espacio para colegios, centros médicos, centros comerciales, áreas deportivas y otros. Propiedad vertical para la vivienda y espacio para hacer mucho mejores barrios. El «modelo» de autoconstrucción en áreas que se invaden irá dejando paso al de autoconstrucción en áreas planificadas y habilitadas. O los constructores irán asumiendo mayor protagonismo si se hacen reformas que faciliten el acceso a la propiedad para los jóvenes de menores ingresos.

Los cerros merecen mucho más que un párrafo aparte. La Municipalidad de Lima misma ya es un ente burocrático con muchos funcionarios pobremente incentivados. Añádale a las distritales, COFOPRI y SEDAPAL. ¿Qué obtiene con tanta formalidad burocrática, corrupción e indolencia? Que los dirigentes de los cerros dediquen años para formalizar su propiedad y obtener el paquete de infraestructura que incluya muros, escaleras, caminos y lozas deportivas. Lima tiene que asumir el liderazgo, planificar y ejecutar la formalización de toda la propiedad. Una APP (Alianza Público Privada, una concesión liderada por una empresa privada y regulada por el Estado), o varias dependiendo de si sus tamaños permiten atraer operadores líderes para que compitan entre ellos, por toda la infraestructura de todos los cerros es perfectamente posible: operadores elegidos por concurso deberán trabajar con la comunidad organizada, tras priorizar. Los distritos, Lima y el gobierno cofinanciarán.

Lo último que quieren las mafias de la zonificación en distritos y en Lima es predictibilidad para la urbanización. Comprar barato y cambiar la zonificación con la anuencia de las autoridades municipales es un negocio en el que se mueven millones de Soles. Esto explica por qué no hubo plan urbano por tanto tiempo y nos leva a preguntarnos si al menos se seguirán las recomendaciones del PLAM.

El sistema integrado de transporte requiere la coordinación del Gobierno Central, Lima y el Callao. No coordinaron para la Línea 2 del Metro. Palacio decidió la ruta con argumentos que serían risibles si no hubieran llevado a que se deje tanto bienestar en la mesa de diseño. La forma en que se otorgaron rutas desde Lima, duplicándolas, recrudeciendo la guerra del centavo, lleva a dudar de si realmente mejorará o se dejará que se estrelle la reforma del transporte. Somos responsables por no haber actuado, más y mejor, políticamente para mejorar el diseño de la reforma e implementar una más sólida antes. La relación entre autoridades actuales o previas del Callao y las peores empresas de transporte no es solo la que se dice en los medios. Ese es otro motivo para estar preocupado por la reforma.

Una reforma de esta magnitud requiere equipos de asesores con experiencia y capacidad elegidos por concurso público internacional. Los estudios de demanda tienen que ser hechos por empresas a las que quienes financiarán la reforma reconozcan como interlocutores válidos. El Estado y los asesores tienen que elaborar modelos financieros para poder interactuar con los postores, precisando los aspectos económicos de la reforma. Nada de eso ocurrió, ni en Lima ni en el Gobierno Central. Por eso se financiaron buses antes de la reforma y recién se vuelve a hacer tal cosa ahora. Pero así se hace.

Un sistema de gestión de tránsito incluye elementos como un sistema informático con acceso a satélites y sensores que controle verdaderos semáforos inteligentes, cámaras en los mismos que se rotas para hacer parecer que son más, la revisión de reglas de tránsito absurdas, su señalización adecuada, espacios para doblar en los cruces, entre otras. Una APP facilita el proceso y lo hace sostenible, al firmarse contratos que exceden un período municipal. Varios en realidad.

También se debe convocar a un concurso público internacional para elaborar el plan urbano de Lima. El PLAM es mucho mejor que la ausencia de planes desde el gobierno de Orrego. Pero se eligió a los que lo han elaborado a dedo. Así no se hace, menos para una tarea de tanta importancia.

Nuestro país se ubica en puesto 42 de 189 países en el ranking Haciendo Negocios del 2014 del Banco Mundial. Estamos en el puesto 63 en empezar un negocio, donde el trámite que se hace con la Municipalidad de Lima tarda más que los otro cuatro sumados. Ocupamos el puesto 117 en la obtención de permisos de construcción, para el cual tenemos que lidiar 71 días, según el ranking, con municipios. El usuario solo deberá lidiar con un sistema o una ventanilla única. Empresas privadas certificadoras pueden, como que dicen que así es y a eso se dedican en ámbitos parecidos, formular observaciones y revisar que se levantan las mismas. Miles de galerías y edificaciones precarias se formalizarían, permitiendo usarlas para acceder al crédito o ampliarlas, además de hacerlas más seguras.

También hay corrupción en el otorgamiento de permisos y licencias. La sociedad termina transfiriendo miles de Soles a estas sanguijuelas, pero deja de invertir millones de Soles y se expone a una tragedia en caso de un sismo.

Los mercados de la Muni deberían ser, tanto Santa Anita como los minoristas, rehechos o hechos (Tierra Prometida) con APPs. Es penoso que aún no se defina cómo se hará Tierra Prometida, Santa Anita siga cojeando y los demás, bien gracias.

Áreas deportivas y culturales ya planificadas en las zonas de expansión urbana o su incorporación a la Lima actual, además chamba en la industria y los negocios de una ciudad en la que se han removido las trabas a los mismos, son el mejor antídoto a que se genere violencia. Lima también puede hacer una APP para que una empresa privada proponga un plan, adquiera y mantenga todos los patrulleros, motos, radios y cámaras que se requiera. Por más eficiente que sea un alcalde que se compre el pleito, cosa que no hizo antes, necesita de la Policía, el Ministerio Público, el Poder Judicial y hasta el INPE. Pero el Cercado debería ser un anís. Al menos esa capacidad ejecución, coordinación y acción política debería tener el alcalde.

 

¿Y Cómo lo Hace?

El “Roba pero Hace Obra”, una medida del descrédito de toda la clase política, asume que unos cuantos milloncitos por aquí y otros por acá no son decisivos. Todos lo hacen, es el primer falso supuesto. No es para tanto, es el segundo. Pero claro que lo es. Así obviemos las consideraciones éticas. El costo de hacer lo que le conviene a unos pocos y no a millones de otros supera largamente, muy largamente, la coima.

Tres ejemplos.

Primero, en 1997 una empresa peruana y otra francesa acordaron invertir $460 millones en hacer un vía rápida para buses y vehículos que pagaran peaje sobre la Avenida Javier Prado para ir de Ate al Callao. Un banco de inversión español en el que trabajé identificó interés de inversionistas en financiarla. El Gobierno Central no apoyó la iniciativa. El Municipal no se interesó por ella desde entonces. La gestión actual lo hizo, con sus limitaciones, y la está discutiendo actualmente con el MEF. Si suponemos que quienes transitamos, es un decir, Javier Prado nos hubiéramos ahorrado solo media hora diaria con esta obra, la sociedad hubiera ganado S/. 735 millones anuales, la mitad del presupuesto total de la Muni y una vez y media su presupuesto de inversión.

Segundo, las supuestas coimas por otorgar rutas fueron de $15-55 mil por ruta. Fueron 300 rutas las que se otorgaron durante la gestión previa, duplicando las heredadas. Saquen sus cuentas con el ejemplo previo del costo para la sociedad frente al pequeño beneficio para unos vivos, que roban y dicen hacer obras.

Tercero. El caso previo lo denuncié al Ministerio Público. Seré más discreto en éste para evitarme más problemas. La mencionado zonificación de Lurín no se aprobó en la gestión previa por consideraciones similares. Los beneficios para la sociedad se pospusieron.

Siendo tan mediocres y caraduras, la mayoría de políticos han conseguido algo que no hubieran imaginado. A las personas les importa poco o nada la política. Pueden hacer lo que quieran y a la mayoría ni le importa. Es por ello nuestra responsabilidad institucionalizar los «partidos políticos» que realmente quieran contribuir al cambio, así como otras instituciones. O integrar grupos para los que el cambio sea suficientemente conveniente como para asumir parte importante de los costos asociados al mismo, como un grupo que quiere reformar a un partido por ejemplo. O emprender políticamente, asumiendo los costos de enfrentar el status quo.

El párrafo siguiente ilustra nuestra precariedad institucional. Sin instituciones nuestro país no se va a desarrollar. La sociedad no va a ponerse de acuerdo en qué quiere hacer. Ni conseguirá actuar cuando lo haga. Dada la debilidad de las instituciones, no es exacto que vivamos en una democracia. Que vayamos a votar no es condición suficiente para que así sea. Vivimos en una sociedad en la que un grupo importante de poderes ilegales tienen incentivos para organizarse, mientras que muchos de los legales que buscan el desarrollo de la sociedad, no. Este es nuestro principal problema. Tenemos que dejar de tratarlo con ligereza o, hipócrita o interesadamente, ni siquiera llamándole pan al pan y vino al vino.

El Foro Económico Mundial acaba de publicar el Índice de Competitividad Global 2014-2015 que nos ubica en el puesto 65 entre 144 países del mundo. La precariedad institucional es una de nuestras principales debilidades; estamos en el puesto 118. La de las instituciones públicas es aún mayor: ocupamos el puesto 127, frente al 70 de las instituciones privadas. Listo los puestos del componente de instituciones públicas: 112 en derechos de propiedad, 103 en ética y corrupción, 118 en influencia indebida, 116 en eficiencia del gobierno, 133 en seguridad. Los peores subcomponentes de los recién listados son: confianza públicas en los políticos (131), obtener decisiones judiciales favorables cuando se han recibido pagos irregulares y coimas (137), independencia judicial (124), peso de la regulación del gobierno (127), costo del terrorismo para los negocios (124), costo del crimen y la violencia para los negocios (127), crimen organizado (135) y confiabilidad de los servicios policiales (137).

Hay cinco ingredientes comunes de las políticas públicas que requieren Lima y nuestro país.

Primero, la participación de consorcios de asesores elegidos por concurso público internacional, incluyendo contrapartes locales, para el diseño de políticas públicas, APPs, procesos masivos de otorgamiento de licencias o la gestión del tránsito. Casi sin excepción, las APPs otorgadas por el Estado peruano lo han sido en condiciones que no son competitivas. Los mejores no vienen. Usualmente participan los que saben navegar contratos mal hechos, llenos de contingencias. En Lima solo hemos recibido iniciativas otorgadas al proponente; cero competencia. El plan urbano lo tienen que hacer los mejores del mundo y nuestro país. Así como otras iniciativas mencionadas.

Segundo, las APPs tienen que ser diseñadas para procesos de 10, 15, 20 ó 30 años, que exceden los periodos municipales, aseguran continuidad de políticas, reducen la discrecionalidad y la corrupción. Se importa institucionalidad si se les diseña bien. Se escapa del pantano burocrático del Estado.

Tercero, la comunidad organizada debe participar en el diseño, ejecución y supervisión de las políticas públicas mencionadas. Se transfiere tecnología a los ciudadanos acostumbrados a las faenas dominicales, mejorando sus ingresos permanentemente.

Cuarto, el alcalde debe asumir el liderazgo político de estas tareas, muchas de las cuales cruzan el Estado. Ello requiere exponer constantemente esta agenda, socializarla, mejorarla, trabajar muy cerca del Congreso, con los reformistas del gobierno, así como entidades privadas. No priorizar la estrategia para defenderse de juicios, claro está.

Quinto, especialmente en la medida en que la agenda de reformas esté en curso, el alcalde debe oír a los ciudadanos y representarlos. De verdad. No hacer como que lo hace para las cámaras.