Facebook Jueves, 2 abril 2015

Qué triste que mi presidente sea un bulleador

escribe Fátima Valdivia en su Facebook

Qué triste que mi presidente sea un bulleador.

He sido gorda toda mi vida. Ojo, no he dicho que yo me haya considerado gorda toda mi vida. Pero a los ojos del universo, siempre lo he sido. No importa si hace 10 años pesaba 20 kilos menos, igual era gorda. Y eso siempre ha sido un problema para el resto: «amiga, acá no vendemos de tu talla», «amiga, pero esta ropa cede», «ah, mira, era ágil la gordita». Lo único que sí me ha molestado siempre es tener que escuchar (que no lo aguanto) «bromas» sobre mi cuerpo. Hasta donde yo sé, no hacemos bromas sobre el tamaño de nuestro cerebro, por ejemplo. Una vez una familiar tuvo el descaro de decirme que sólo si bajaba de peso yo conseguiría pareja. Si me deprimo y dejo de comer, paso inmediatamente a ser REGIA. Amiga, un dato: mi regietud no es directamente proporcional a la forma de mi cuerpo. También he tenido que escuchar toda mi vida comentarios de gente amiga (y no tan amiga) hablando con muy poco cariño sobre su cuerpo y de su imagen personal.

Los ojos del resto del mundo han estado clavados en mi cuerpo todo el tiempo, emitiendo juicios de valor sobre él y asumiendo, a priori, que yo llevo de todo menos una vida saludable. Les tengo una noticia: «lxs gordxs también llevamos vidas saludables!» Y ahora les doy otra noticia más: «llevar una vida saludable no significa bajar de peso!». Listo, lo dije. Ahora sí, que venga el apocalipsis zombie.

Fuera de bromas, que el presidente de un país bullee a un periodista… ¿cómo puede ser interpretado por la sociedad? ¿cómo michi le explico a una niña de 4 años que ella es perfecta de la forma que es, al margen de lo que el presidente de su país diga? Que el presidente de mi país le diga gordo a un periodista, a modo de bulleo, me parece inaudito.

Por otro lado, señor Humala, un par de comentarios para que comience a ver la viga en su propio ojo:

1) Que yo sepa, su gobierno no ha movido ni un solo dedo por reponer -como curso obligatorio- la educación física en la currícula escolar. Usualmente es la Apafa o lxs madres/padres de familia quienes dan mensualmente una cantidad de dinero para contratar al profesor.

2) Que yo sepa, no es usual tener espacios públicos para correr y pastelear. Desde los 8 años he vivido en un distrito lejos del centro, «en el cono». Ahora vivo en un distrito del centro. ¿Un factor en común? No hay suficientes espacios públicos (si es que hay alguno) como parques, piscinas, canchas de fulbito (donde no tengas que alquilar la cancha, ojo), etc. Asumo, entonces, que me está queriendo decir que el problema se resuelve privadamente y no desde el Estado, ¿no?

No se trata de ser o no ser gordxs. La gordura es tan relativa. Se trata de que el Estado ofrezca la posibilidad de llevar vidas saludables a sus ciudadanxs. Los dos puntos anteriores son sólo un par de detallitos.

Qué triste que mi presidente sea un bulleador.

Foto: Captura.

Foto: Captura.