Facebook Miércoles, 22 abril 2015

El intrigante momento en el que el comandante Valer quedó herido durante el operativo Chavín de Huántar

Sombras de un rescate

Escribe: David Hidalgo

Hace algunos años publiqué este libro sobre el rescate de los rehenes en la residencia del embajador japonés, un episodio fundamental en la historia reciente del Perú.

De los instantes que pude reconstruir, me intrigó el momento en que el comandante Valer resulta herido. No sé si la historia pudo ser otra, pero el drama que se vivió en ese momento es algo que me ha quedado grabado y lo comparto ahora como un homenaje, a pesar de las veces en que he sido acusado de proterrorista por gente que ni siquiera leyó el libro.

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«En seguida se desplomó entre sus compañeros. Un coronel, médico de la fuerza, llegó de inmediato para atenderlo. Los comandos ayudaron a bajarlo al pie de la escalera que daba al jardín trasero. Al quitarle el chaleco antibalas, el médico observó un impacto a la altura de la clavícula derecha y otro en el lado derecho del abdomen. Le inyectó un catéter intravenoso para administrarle suero y cloruro de sodio y le colocó un tubo endotraqueal con un ambú, una suerte de balón que sirve para dar ventilación asistida. Otro oficial de la Sanidad del Ejército asistía al primero. Entre ambos trataron de contener el sangrado de las heridas mientras se daba la orden de evacuar al herido, que tardó casi diez minutos porque el tiroteo continuaba en varias zonas de la residencia.

La espera fue angustiosa para los doctores, porque el paciente estaba a punto de sufrir un shock y nadie podía cruzar el corto trayecto que llevaba hacia las ambulancias del exterior. Diez minutos después, el campo quedó despejado. Un grupo de comandos sacó en camilla al herido mientras el médico seguía insuflándole oxígeno. En medio de la confusión, la posibilidad de evacuarlo era un alivio, hasta que al llegar a las ambulancias el médico sintió un espasmo frío en el ánimo: el vehículo que esperaba no era de las unidades del Hospital Militar Central como se había previsto, equipadas con médicos especialistas y provisiones de sangre, sino «una ambulancia de la PNP que no estaba preparada para recibir este tipo de pacientes»».