Facebook , literatura Miércoles, 3 junio 2015

Cinco pasos para entender el debate sobre los talleres de la Casa de la Literatura

Casa de la Literatura.

Casa de la Literatura.

Escribe Diego Trelles Paz

En el ámbito de la literatura en el Perú, suceden cosas que quisiera entender con la mayor apertura y tolerancia posible, pero no puedo.

Déjenme citarles un caso reciente. Lo haré en cinco pasos.

 

1) La Casa de la Literatura (CASLIT) convoca a cuatro escritores a dar un taller de escritura creativa GRATUITO (las mayúsculas son necesarias aquí) de dos días (cuatro horas) y da libertad absoluta a los autores para concebirlo. Estos talleres buscan beneficiar a todos los ciudadanos peruanos interesados en formar parte de esta experiencia pero que, de repente, no cuentan con los medios necesarios para pagarse un taller privado. Es absolutamente libre y voluntario: intenta ser inclusivo dentro de los estrechos parámetros que el formato permite (el límite de las vacantes es de 25-30; para obtener una vacante hay que responder a una pregunta que muestre el nivel del aspirante, más allá de las limitaciones de este método).

 

2) Soy uno de los escritores convocados por la CASLIT y acepté, con el mayor de los gustos, esta invitación. Mi dos únicas exigencias fueron asegurar la gratuidad de los talleres para los ciudadanos y tener la potestad de hacer la selección. Imaginé que una iniciativa como esta tendría un buen recibimiento de parte del público y de los colegas en general. Me equivoqué.

 

3) El escritor X no fue convocado a dar uno de los talleres. No hace mucho ese mismo escritor ofrecía talleres privados en Lima. No sé si se llevaron a cabo. Que quede claro: no tengo absolutamente nada en contra de los escritores que ofrecen talleres y cobran por ello. Me parece que están en todo su derecho de hacerlo. A diferencia de los abogados o los publicistas que cobran cifras astronómicas para dar asesorías a particulares, a los escritores siempre nos cursan invitaciones para hacer lo mismo pero sin pagarnos. Nunca he entendido por qué al escritor se le adula y se le esclaviza casi al mismo tiempo. Sospecho que para muchísima gente la escritura no es una profesión sino un pasatiempo.

 

4) Este escritor X aprovechó la coyuntura y lanzó un post en el cual ironizaba sobre los talleristas del evento ideado por la CASLIT sin nombrarlo. La gracia del post daba a entender que hay escritores más preocupados por la ‘pose del escritor’ que por escribir bien, y cuestionaba el hecho de que estos pudieran dar talleres. Ya desde el saque es un texto donde él mismo se pone por encima de otros colegas, como juez y como parte. No estaría de más precisar que esute escritor X habla de la ‘pose del escritor’ y es el mismo que le pide a los lectores de su muro que se tomen una ‘selfie’ con la carátula de su libro para probar que tiene éxito.

No tiene 16 años. Tiene casi 50.

 

5) La historia no daría para mucho si no fuera por el contagio repentino que suscitó la profunda y repugnante mala leche de este post. La generosa iniciativa de la CASLIT terminó convirtiéndose en el tema del día. Curiosamente, los afectados e insultados terminamos siendo los escritores que habíamos aceptado participar. De un momento a otro, estábamos bajo una lupa naturalista en la que se ponía en duda nuestra capacidad y nuestra honorabilidad. Bajo el paraguas siempre seguro del humor, los escritores pasamos a ser aprovechadores, trepadores, estafadores y mil oficios. En su crítica indiscriminada y profundamente hostil, nos han querido endilgar el hecho de que existan talleres privados con gente no necesariamente preparada para darlos. Y así, con esa mezquindad tan innecesaria, lo han mezclado todo a la mala y han llegado a un veredicto tan deshonesto que avergüenza.

Diego Trelles Paz, Francisco Ángeles, Jorge Eduardo Benavides y Carlos Yushimito

Diego Trelles Paz, Francisco Ángeles, Jorge Eduardo Benavides y Carlos Yushimito; estarán a cargo del Taller.

De más está decir que voy a hacer mi taller con la misma alegría con la que fue concebido desde el principio. Agradezco mucho a todos los interesados que piensan que mi experiencia puede aportar algo a la suya como escritores.

Uno de los ejes de los que quiero hablar tiene que ver con la ética en la literatura. Este ejemplo me sirve para señalar que no hay nada más cancerígeno para una escena literaria saludable y profesional que la mala leche. Nada más ajeno a la literatura que eso.

Muchas gracias por participar de esta estupenda iniciativa de la CASLIT. Ojalá que haya más y se convoque a más escritores y escritoras.