Facebook Viernes, 14 agosto 2015

Una amiga muy inteligente tiene una teoría aterradora, pero que no suena taaan descabellada

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Escribe Eduardo Adrianzen

 

Una amiga muy inteligente tiene una teoría aterradora, pero que no suena taaan descabellada:

– Ustedes los creativos y artistas tienen unas ideas demasiado elevadas de sobre por qué la gente va al cine: creen que la elección tiene que ver con la calidad de la película… y yo creo que, en el Perú y el mundo, en el 80% eso es muy secundario. La gran mayoría va al cine a entretenerse con cualquier cosa, siempre y cuando pueda comer… cancha. El real objetivo de la salida al cine es comer cancha, en serio.

– No te pases, podrían comer cancha en su casa al 10% del costo

– No pues, el chiste es salir de la casa y meterse a un sitio donde reciban un estimulo único por 2 horas -sin posibilidad de zapping- y puedan devorar cancha sin el menor remordimiento, porque el cine es como un territorio liberado donde eso se puede y se TIENE que hacer. ¿No te has fijado que los barriles de cancha son cada vez más grandes?

– ¿Entonces el cine hoy es solo un espacio para tragar cancha sin problemas?

– Te digo, como en el 80% de los casos. Si yo tuviera un cine, haría el experimento: pondría cualquier cosa -cualquiera- que entretenga el ojo, aunque sea una porquería, y vendería barriles de cancha mucho más baratos que el promedio: estoy segura de que tendría un éxito loco. Pero ustedes los artistas se enfocan en el producto (la película) y no en los hábitos de consumo real. No digo que sea bueno lo que yo te digo. En verdad es horrible, pero real. Es más, en los países con industria de cine lo han entendido hace años, y por eso hacen cientos de películas de quinta con el único objetivo de vender cancha, o «pop-corn» como quieras. Y acá algunos empiezan a hacerlo, aunque sin teorizar tanto. La cancha mueve el negocio del cine, si quieren que sea negocio. ¿Por qué crees que las películas serias o profundas que les encantan a los cinéfilos, rarísima vez tienen éxito comercial? Porque ese público… no come ni el 10% de cancha que el público común! A la mayoría le parece como feo entrar con 20 kgs. de cancha porque sienten que el «crunch-crunch» malogra su ritual sagrado de ver la película… y para la inmensa mayoría esa es la gracia del cine. Porque el cine en general ya no es un séptimo arte: es simplemente el pretexto para comer cancha.

– Ya, basta, estás repitiendo la palabra «cancha» como cancha, ya me harté.

– ¿Y sabes qué es lo más gracioso? Que nunca a ningún cineasta se le ha ocurrido hacer una película sobre ese tema. «Los pop-corn lovers» o algo así. Creo que le venderé mi idea a un productor que vea el negocio.

– Cállate. Ojalá y te atores con tu cancha y mueras asfixiada.

– Sí, eso siempre me desean cuando digo la verdad.

– Te quiero, rata repulsiva.

– Yo también, idealista baboso.

(Colofón: ¿habrá números que confirmen esa teoría? ¿Cuánta cancha consume un cinéfilo de buenas películas? Me tinka que menos que el promedio… buen viernes, y vayan al Festival de Lima)