Facebook Viernes, 9 octubre 2015

«La tardanza de la entrega de resultados es el primer enemigo de la confianza en una elección»

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Veronika Mendoza en las elecciones del 4 de octubre. Foto: Julio Angulo

Escribe Fernando Tuesta Soldevilla

Las elecciones del Frente Amplio, denominada Consulta Ciudadana, despertó el entusiasmo de sus seguidores que se movilizaron pese a que el primer error estaba ya consumado. No darse cuenta que las elecciones internas tiene fechas claramente estipuladas en la ley. De esta manera la ONPE no le podía prestar asistencia técnica, con lo que el FA realizó dicha consulta en condiciones artesanales, con el claro propósito de encumbrar un ganador o ganadora que les permitiera aglutinar, con la fuerza de los votos, al resto de la izquierda.

Pero el segundo error fue la entrega de resultados. Lo que busca y exige cualquier elector es conocer pronto el resultado, con mayor razón si se trata de una elección sencilla ¿Si se puede entregar resultados de millones, en elecciones de representación nacional y local, por que no ir proporcionando información de esos pocos miles de votos? la tardanza de la entrega de resultados es el primer enemigo de la confianza en una elección. Si encima se cree que todo se arregla con acuerdos políticos y no con reglas de juego claramente aceptadas y públicas, los problemas del propio proceso electoral, les salta en la cara.

Hoy no hay resultados y los dos principales grupos en competencia se enfrascan en un tema de impugnación de votos en algunas mesas del norte del país. Pero la impugnación de los votos y la identidad de los votantes se realiza en la mesa de sufragio y no en otro lugar y en cualquier momento. Por lo demás, el escrutinio en mesa es irrevisable. En la legislación nacional, por ejemplo, si no participa el 50% de los electores, se anula la elección, de la misma manera que si los votos nulos y blancos juntos o separados superan las 2/3 partes del total de votos. En general se debe tratar de salvar los votos, aun cuando existan muchos votos impugnados que terminen anulados.

Se puede anular una mesa, un local, un distritos, una provincia, un departamento y la votación nacional, pero unos pocos casos no arrasan con todo. Una elección en la que participan algunas decenas de miles para una boleta o cédula nacional de siete candidatos, es lo más sencillo que pueda haber. Lo dificultoso es cuando se hace solo con entusiasmo y de manera artesanal, dejando de lado reglas de juego claras y públicas. Quizá el único consuelo que puede tener el FA es que en todos los partidos sucede lo mismo o peor.