Facebook Sábado, 10 octubre 2015

«Han pasado veinticinco años y el fujimorismo sigue utilizando las mismas armas»

Volver al pasado futuro Imagen: Facebook.

Volver al pasado futuro
Imagen: Facebook.

Escribe: José Carlos Yrigoyen

Cómo les digo que vi esto y uf, me trasladé en el DeLorean a 1990 cuando MVLL era candidato presidencial y luego opositor a Fujimori y le llovían esta clase de insultos. Eran otros tiempos, pensé que habíamos evolucionado un poquito, pero cuando veo a amigos míos posteando esta barbaridad, me convenzo de que no hemos mejorado nada. Bueno, somos los mismos que exigían condenar a muerte a los terroristas capturados, ahora que lo pienso. Ojo, si discrepas de las ideas de Vargas Llosa eres muy dueño de hacerlo, a mí también me pasa. Pero esto, ya pues, es la escala mínima del fujimorismo ramplón (y eso es lo que es: esta imagen está confeccionada por los amigos de la juventud keikista de Arequipa).

A la pregunta ¿qué ha hecho por los peruanos? Sin contar el legado de su obra literaria, solo el hecho de denunciar públicamente y sin parar durante 8 años a una dictadura cleptómana y embarrada de sangre me parece, no sé, suficiente. A la pregunta ¿Alguna obra de bien social? VLL donó en 1985 los cincuenta mil dólares del Premio Ritz Paris Hemingway a los niños huérfanos de Ayacucho, cosa que ni el autor de esta imagen ni los que la difunden harían ni en sueños.

ejem, ejem. Foto: El Comercio.

ejem, ejem.
Foto: El Comercio.

 

Por otro lado, Vargas Llosa nunca renunció a la nacionalidad peruana, sino que pidió la española, por el concepto de la doble nacionalidad, lo cual es perfectamente válido, amigos de doble pasaporte que se rasgan las vestiduras. Lo de la tía y la prima lo usaba el gobierno de García también, pero en el fondo no veo cuál es el problema de casarse con una tía política y si la Iglesia Católica realizó la dispensas para que lo pudiera hacer con la prima, ya que lo critiquen ustedes los hace quedar un poquito rancios y moralistoides.

Y para terminar, Vargas Llosa no llamó cacasenos a los peruanos. Llamó cacasenos y bribones a los funcionarios apristas que lo acusaban de defraudación tributaria, cargo que, no se emocionen, no pudieron probar.

Han pasado veinticinco años y el fujimorismo sigue utilizando las mismas armas. Y parece que le funcionan, porque demasiada gente le hace de caja de resonancia sin pensar un poco en que esa milonga ya la hemos escuchado antes.