Facebook Lunes, 12 octubre 2015

En Larcomar van a construir un hotel de lujo en una zona prohibida y nadie dice nada al respecto

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Escribe Jimena Ledgard

En la última semana he visto tres noticias en distintos medios sobre el hotel de lujo que se construirá, previa dinamita, en el acantilado de la Costa Verde, desde Larcomar hasta la playa. La más reciente y larga es la publicada en El Comercio.

Para resumir (o, bueno, ni tanto), la licencia para la construcción y concesión del acantilado fue otorgada en 1995 (pueden ver la publicación en El Peruano en la última página de este documento . Según se indica allí, el proyecto contemplaba 5 zonas, de las cuales solo 3 han sido culminadas. Las otras dos, la construcción de un hotel de lujo y áreas verdes con descensos a la playa (o a la pista, en realidad, porque no se habla de puentes peatonales), están todavía pendientes.

Hay varias aristas al tema, de las cuales la primera es la legal. Lo que ninguna de las notas publicadas menciona es que, según pueden ver en El Peruano, el plazo de construcción era de 10 años. Es decir, el complejo, en su totalidad, debió haber estado listo en el 2005, hace también 10 años. ¿Qué ha pasado en esos 10 años? Pues que en 2010 se declaró la intangibilidad de los acantilados por una ordenanza metropolitana. Pero, como las ordenanzas no son retroactivas, en 2012 la Municipalidad de Miraflores aprobó los permisos correspondientes y la Autoridad Autónoma de la Costa Verde emitió una constancia de compatibilidad del proyecto, y, en 2013, Defensa Civil otorgó las licencias correspondientes.

¿Qué pasó entre el 2005 y el 2012? No queda claro. El plazo de construcción venció en el 2005, 5 años antes de que se declarara la intangibilidad de los acantilados. Por lo tanto, para continuar con la construcción, se necesitaría (imagino) una adenda que extendiera ese plazo. ¿Cuándo fue otorgada?, ¿antes del 2010?, ¿después?, ¿por quién? Queda pendiente ese tema, pues si dicha extensión no existe, el plazo de construcción entonces ya culminó y el argumento de que «el proyecto cuenta con licencia aprobada antes de que los acantilados sean declarados intangibles» se vuelve bastante más cuestionable. En el aspecto legal, sería bueno que la Municipalidad de Miraflores aclarara por lo menos ese tema.

Así también podría quedar el hotel de lujo. Imagen: Revista ARQ.

Así también podría quedar el hotel de lujo.
Imagen: Revista ARQ.

También está el problema de la compensación que el distrito recibiría por la obra. Al respecto, Lugares Comunes da en el clavo (así que lo copio directamente). «Según el contrato original, por el alquiler («derecho de superficie») del ex Parque Salazar el concesionario paga al mes US$0.40 por m2 techado y US$0.30 por m2 sin techar. Asumiendo que los precios han sido ajustados por la inflación, y siendo conservadores, esto es 20 veces menor al valor de mercado en la zona. En 2013, Larcomar pagó solo $17,902 al mes por el alquiler. En el acantilado de Larcomar se va a construir un hotel de lujo en un terreno público en el que está prohibido construir, y quienes se beneficien de esta construcción van a pagar un precio que es al menos 20 veces menor al valor de mercado. En otras palabras, el estado va a subsidiar con el 95% del valor del suelo una construcción de lujo». O sea, no solo se va a dinamitar el espacio de mayor valor paisajístico de nuestra ciudad, sino que, además, quienes lo hagan para beneficiarse económicamente serán subvencionados por el Estado. Otro tema, la concesión fue otorgada por el plazo máximo posible de 60 años (sí, hasta el 2055), sin que exista un diseño final ni plan de amortiguamiento ni propuesta concluida ni nada. Es decir, carta blanca para que un grupo de personas hagan lo que sea en un espacio icónico, irrepetible e irremplazable de nuestra ciudad.

Finalmente, más allá de la legalidad de la obra…. ¿qué carajo estamos haciendo con nuestra ciudad? En serio, ¿qué diablos estamos haciendo?, ¿qué estamos permitiendo que suceda con el espacio que habitamos, que construye nuestras memorias, que conforma nuestras historias? Una licencia otorgada hace veinte años, que posiblemente venció hace diez, hoy es la carta de defunción de nuestros acantilados. Y mientras tanto, la Municipalidad de Lima mira para otro lado, el alcalde distrital se encoge de hombros y se apura en afirmar que «cuentan con todas las licencias» como si su existencia se limitara a gestionar burocracias y el resto de la ciudad enciende el televisor.

Lima no es una ciudad. Lima es solo la suma de múltiples lotes en permanente venta al mejor postor. O por lo menos así se siente hoy.

y así. Imagen: Revista ARQ.

y así.
Imagen: Revista ARQ.

(La imagen corresponde a uno de los proyectos «arquitectónicos» que fueron propuestos en algún momento para el hotel. ¿Cuál será el diseño final? No lo sabemos. Porque, claro, en Perú puedes dinamitar el acantilado y otorgarlo en uso por sesenta años sin ni siquiera saber qué diablos se hará allí).

(Nota Nr. 2 – Aquí puede verse la versión actual del proyecto, parecido aunque no color blanco, sino «tierra». El problema, sin embargo, sigue siento el mismo)