Facebook , noticias Miércoles, 21 octubre 2015

«Violar a un chico no es un error, como tampoco manosearlo. Esos son delitos repugnantes»

Luis Fernando Figari Foto:

Luis Fernando Figari
Foto: vía Diario Correo

Escribe  José Carlos Yrigoyen

Acabo de leer el texto publicado en el inefable portal Lucidez por el señor Enrique Lanata defendiendo la labor del Sodalicio, exponiendo una defensa de ese grupo que por momentos indigna y por otros sorprende.

Lanata alega que estuvo muchos años en el colegio San Pedro, regentado por sodálites, y que él nunca vio nada reprensible, ningún exceso o comportamiento indebido de parte de sus tutores. Para él, por lo tanto, las denuncias que llueven sobre el Sodalicio son excepciones, actos aislados que no deben manchar «la buena obra» que estos señores realizan. Pero ese argumento es inviable. Lo del Sodalicio no solo ha sido sistemático y extendido en el tiempo, sino que sus acciones nefandas han sido conocidas y toleradas e incluso cometidas por sus más importantes dirigentes, al extremo de que el señor Figari, fundador de la comunidad, ha debido ser expulsado de ella y recluido en una casa de descanso en Roma. Y los casos que han salido a la luz demuestran no solo que eran escandalosamente comunes, sino que formaban parte de la rutina del movimiento. El pretexto de «es solo la acción de unas personas» es insostenible.

Imagen: Captura de pantalla Lucidez.pe

 

El señor Lanata asegura que «Fue gracias a la formación de mis papás, y también a la formación que recibí en el colegio por muchos Sodálites, que se desarrolló en mí y en todos los alumnos esa inquietud, por no complacerse con la tranquilidad o el bien personal, sino el siempre salir al encuentro del otro, del más necesitado, del que necesitaba de uno.» Me parece muy bien por él y su familia. Lo que no entiendo es cómo eso exculpa, o atenúa o tiene relevancia en el caso de abusos sexuales sistemáticos del Sodalicio. Es el viejo truco de «los nazis mataron gente, pero mira cómo levantaron la economía de Alemania». Tal cual.

Pero lo que más me molesta del texto es cuando Lanata dice que «las decenas de campañas y miles de personas atendidas por su brazo solidario no pueden quedar manchadas por el error de unos pocos.» Lanata no entiende nada, entonces.

Abusar de un niño no es un error. Un error es sumar 35 más 5 y obtener 42. Un error es comprar unos zapatos que no son de tu talla o echarle sal y no azúcar a tu café. Esos son errores. Violar a un chico no es un error, como tampoco manosearlo u obligarlo a masturbarte. Esos son delitos. Son delitos repugnantes y que deben ser sancionados. Yo me pregunto qué pasará el día, y ojalá que no suceda, que una hija del señor Lanata llegue a casa a contarle que un profesor le acarició los genitales. ¿Dirá el señor Lanata que el profesor cometió «un error»? Yo no lo creo. Espero sinceramente que no.

Los delitos por los que puede ser juzgado ya prescribieron. Foto: captura de pantalla.

Los delitos por los que puede ser juzgado ya prescribieron.
Foto: captura de pantalla.

El señor Lanata, estoy seguro, es una buena persona. Pero comete la falta de muchísimos peruanos: ser indiferente, relativizar o negar de plano el dolor de los demás. Y ha sido esa conducta la que ha permitido los abusos y vejámenes del Sodalicio todos estos años. No sé cuántos casos más como los que hemos visto serán necesarios para cambiar esa perniciosa mentalidad.