Facebook , feis , Lima , redes sociales , sociedad Viernes, 15 enero 2016

«Ayer pasó por Quilca esa forma de demostrarnos que en el país, a veces, caminamos para atrás»

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La Policía Nacional desalojó este jueves a los libreros de la Asociación Boulevard de la Cultura Quilca. Foto: Renato Pajuelo

Escribe: Julio Arbizu

Los libreros de Quilca han sido desalojados del lugar que ocupaban por años en un terreno abandonado en el Jirón Quilca en el Centro de Lima. Resulta que ese terreno pertenecía al Arzobispado y éste, con el llamado Príncipe de la Iglesia a la cabeza, hizo todo –menos apostar por la cultura y llegar a un acuerdo- por desalojarlos, hasta que lo consiguió.

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La PNP acordonó la puerta principal del local alrededor de las 10:00 am. y comenzaron a efectuar el desalojo de decenas de libreros Foto: El Comercio

Compro libros en Jirón Quilca desde hace muchos años. Hace tantos que al comienzo era con mi propina. Recuerdo que, ya en la universidad, organizábamos visitas exploratorias con los galifardos Raúl Cachay y Botija. Recuerdo haber encontrado en una de ellas la antología del INC de Juan Gonzalo Rose y en otra una edición de Lobo Estepario, dedicada para alguien por Ciro Alegría. Uno de esos días llegamos Botija Raúl y yo y encontramos un gran alboroto: un incendió había consumido buena parte de los puestos dentro y fuera del gran pampón que ocupaban los libreros, luego de que hubieran sido desalojados de los alrededores de la Plaza San Martín. El panorama era desolador: libros quemados, caos, desesperación de los comerciantes por conservar lo poco que les quedaba, estupor nuestro por la escena.

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Foto: Enrique Cúneo

El caso es que Quilca se levantó hasta convertirse en un emblema de la cultura alternativa del país. Hasta ayer, que ha vuelto a destruirlo un incendio: el incendio de una causa ignorante y retrógrada. La hoguera con sotana que está encendida hace cientos de años, arrasando el saber, la ciencia, el pensamiento libre, la cultura.

Ayer pasó por Quilca (y no buscando fuentes de plagio) esa forma de demostrarnos que en el país, a veces, caminamos para atrás.