Facebook , feis , noticias Jueves, 11 febrero 2016

Todos sabemos que Nicola Porcella y Angie Arizaga no saben actuar

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Agárrate Denzel Washington. Foto: Captura America

Escribe Diego Pereira

Todos sabemos que Nicola Porcella y Angie Arizaga no saben actuar. No es una opinión, es un hecho. No necesitas llevar ningún taller en un ‘espacio’ de Barranco para llegar a esa conclusión. Todos sabemos cuando un actor es malo. Ese alguien medio flojo en ese montaje que se ve medio improvisado al cual te invitaron y que ocurre en medio de lo que hace un par de horas era una garaje. Esa flaca de esa horrible película en la que terminó metida y tú te preguntas por qué si supone que tenía talento.

En este medio, si no perteneces a ninguna cúpula que te facilite la vida como actor, cualquier basurita para la que te llamen es una oportunidad si quieres conseguir más trabajo y dedicarte a lo que realmente te apasiona. Eso merece respeto más que burla.

Pero lo que yo no entiendo es la doble moral de los acalorados defensores de las finas artes. Si se toman la molestia de leer la entrevista que le hizo El Comercio a Jely Reátegui repasen bien la primera pregunta, cuando cuenta cómo en base a un prejuicio («creo que la actuación es para actores») confiesa que era «antipática» a propósito con otro ‘guerrero’. ¿Cómo acabó eso? Él tipo este la cuadró y terminaron siendo amigos porque ella descubrió que «es un hombre noble, con un corazón gigante».

Esto es importante de resaltar porque es muy gracioso ver a todos estos actores rasgándose la ropa en sus redes sociales, sacando cara por la dignidad de la actuación, poniendo memes sobre cómo ahora cualquiera quiere actuar, pero ni uno solo es capaz de reprobar que una profesional hable mal de las personas con las que trabajó. Personas con las cuales nunca quiso construir nada. Personas por las cuales ya sentía antipatía de arranque.

Si eres parte del medio y estás pensando en soltar un par de líneas uniéndote al apanado general porque «se trata de una verdad que nadie más quiere decir», deberías pensarlo dos veces. Sostener que en este país solo los que no dicen la verdad quedan bien porque «le quieren llamar diplomacia y solo es hipocresía» (Tatiana Astengo dixit) es apelar a lo mismo que apela Phillip Butters para sustentar su patanería frente a un micrófono.

Es gracioso ver cómo la ‘farándula lorcha’ y los ‘actores snobs’ colisionan en el pequeño mundo del espectaculo peruano. Es muy gracioso porque ahí —ambos bandos metidos en sus trincheras— no se dan cuenta que están gritándose exactamente lo mismo: «tú no eres como nosotros».