Facebook , feis Jueves, 10 marzo 2016

«Hoy Keiko Fujimori, así no nos guste, así nos esforcemos en negarlo, ha tenido una jornada en la que todo le ha salido redondo»

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La favorecida. Foto: radioemanueltocache.blogspot.com

Escribe José Carlos Yrigoyen

Hola. Solo he venido a decir que me sorprende muchísimo la actitud de algunos, sobre todo en esta coyuntura nefasta y que parece preludiar lo peor para todos aquellos que creemos en la democracia, en la honestidad, en la libertad y en los derechos humanos.

Hoy Keiko Fujimori, así no nos guste, así nos esforcemos en negarlo, ha tenido una jornada en la que todo le ha salido redondo. Casi podemos decir que si las cosas no dan un cambio radical, es muy probable que sea la próxima presidenta del Perú, y que incluso podría conseguir la jefatura de la nación en la primera vuelta. Su candidatura ya era claramente la más favorecida en las encuestas y después de que el tercermundista Jurado Nacional de Elecciones que tenemos ha eliminado a Guzmán del proceso, tenemos un montón de candidaturas antifujimoristas que en el mejor de los casos alcanzan un 10% de la intención de voto.

¿Y cuál es la actitud de muchos? Esta: frentamplistas atacando a Barnechea, seguidores de Barnechea atacando a frenteamplistas, y simpatizantes de otras candidaturas antifujimoristas matándose entre sí. Sí, en este momento en que el fujimorismo está a punto de volver. Estamos dando un espectáculo lamentable, patético, contraproducente. Casi estoy a punto de decir que nos merecemos todo lo que nos va a pasar.

El escenario es el siguiente: yo voy a votar por Barnechea, esa es mi intención hace meses. Y creo que sería un muy buen presidente. Pero si faltando dos semanas veo que la candidatura de AP no levanta, y no tiene opciones reales de pasar a segunda vuelta (si es que hay), yo votaría por cualquier candidato que garantice que la mafia no va a volver. Y cualquiera es PPK, Mendoza o Toledo. Yo no quiero que la noche de la corrupción y del abuso se instale de nuevo en el Perú.

No la quiero hacer larga, pero yo, como muchos de ustedes, viví los años noventa y no quiero que mi hija pase por lo que nosotros tuvimos que soportar. No quiero que el dictador más corrupto y detestable que hemos tenido salga de la cárcel en julio de este año. No es justo para ella ni para los más jóvenes. Nosotros salimos a las calles y luchamos para que las siguientes generaciones, tuvieran un país mejor que el que nosotros recibimos; todavía hoy quiero que ellos vivan en un país más decente, más justo, más libre. Me importa muy poco quien será el presidente de ese país en este momento. Me parece un acto de egoísmo alucinante entrar en luchas intestinas (porque para los antifujimoristas, eso es esto: una lucha intestina) mientras el pasado sucio del fujimorato y sus heraldos nos sacan una ventaja que hoy parece irremontable.

Sigamos haciendo campaña, sigamos jugándonos por nuestros candidatos. Me parece lo correcto. Pero creo que en un momento tendremos que deponer nuestras preferencias partidistas por un ideal más grande y más noble. Ni Fujimori ni García son parte de ese ideal. Tengamos la grandeza que la generación que nos precedió no tuvo ni con ellos mismos ni con nosotros. Demostremos que, un cuarto de siglo después, somos, al menos, un poco mejores de lo que fuimos alguna vez.