Facebook , feis Viernes, 2 diciembre 2016

«La nueva unión civil nos mete al clóset»

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Foto: Sin etiquetas

Escribe: Gio Infante

No se puede luchar por la igualdad LTGBI desde el clóset o la vergüenza, sino desde el orgullo, la desvergüenza, la reivindicación de nuestra diferencia que exige no que todos seamos iguales sino que podamos vivir orgullosamente diferentes, como somos, con los mismos derechos. Desde esa premisa hace aaaaños las y los activistas promovimos leyes contra la discriminación y los crímenes de odio. Desde esa misma premisa, la última vez que el Congreso se negó explícitamente a proteger nuestras vidas, decidimos obligarlo a seguir discutiendo nuestros derechos, a develar su homofobia frente a todas y todos.

En ese contexto surgió la #UniónCivilYa que presentamos en 2013 con todos los derechos que las parejas heterosexuales matrimoniadas tienen, excepto el nombre matrimonio y la adopción conjunta. La creación de un nuevo estado civil y su registro en el DNI no eran asuntos accesorios, sino fundamentales, porque no solo queríamos una ley que proteja nuestros derechos como familia, sino que haga que el Estado nos reconozca explícitamente como tales. Sí, era muy similar al matrimonio, porque matrimonio igualitario es lo que merecemos, pero presentamos unión civil porque era lo políticamente era viable, lo socialmente «aceptable», porque todos los países que hoy tienen matrimonio han pasado antes por diversas fórmulas de uniones civiles.

Los antiderechos lo entendieron rápidamente y por eso presentaron tantos proyectos que excluían el cambio de estado civil en el DNI. Martha Chávez criticaba que la unión civil «obligaba» a los homosexuales a salir del clóset. Porque, claro, lo que ella quiere es un mundo en el que no existamos o en el que, por lo menos, no se nos vea. Tres años después nuestros congresistas Carlos Bruce y Alberto de Belaunde parecen haberle hecho caso. Su nueva unión civil no modifica el DNI. Ni siquiera se inscribe en RENIEC, sino en SUNARP, como la compra venta de un carro o una casa. Su excusa es proteger a las parejas homosexuales de la homofobia.

Yo no les creo. Si quisieran protegernos de la homofobia, le exigirían al partido de gobierno por el que llegaron al Congreso que garantice de una vez nuestros derechos. Por el contrario, lo que hacen es meternos al clóset. Hace un par de meses, cuando advertimos esto, varios activistas propusimos alternativas: que el cambio de estado civil en el DNI sea voluntario, o que se use el mismo estado civil para las parejas heterosexuales casadas y las homosexuales unidas civilmente. No haberlo incluido es falta de voluntad política o cobardía. Y eso me aterra porque me da a entender que no se van a fajar por nuestros derechos como corresponde.

Ya Alberto ha declarado que su nueva unión civil es jurídicamente similar a la unión de hecho. Ese no es solo un error técnico porque la Constitución es explícita sobre la heterosexualidad del concubinato. Es un error político porque lo que queremos son exactamente las mismas leyes que tienen todas las demás personas, o por lo menos que sean lo más parecidas posibles. ¿Han escuchado a alguna pareja homosexual declarando su deseo de formalizar su convivencia? No, lo que dicen es que quieren casarse. Pero nuestros congresistas, en lugar de escucharnos, en lugar de ponerse fuertes, bajan la valla y nos meten al clóset.

¿Es así como van a defender nuestros derechos? ¿Es así como van a enfrentar la aplanadora fujimorista, la aplanadora antiderechos? Francamente, yo ya no entiendo nada. Esta unión civil más parece una unión piadosa. ¡Y no quiero ni imaginar cómo va a quedar cuando le pase la aplanadora! Porque, ojo, sí tenemos claro que este Congreso no tiene intención de reconocernos ni medio derecho, ¿no? Y que aún si tuviera intención de hacerlo, siempre hay que pedir siquiera un poquitito más de lo que queremos para tener margen de negociación, ¿no?