Facebook , feis Jueves, 22 diciembre 2016

Soy católico y analizaré el polémico texto de «El Caperucito Rojo»

Escribe: Diego Ruiz

Hola a todos. no quisiera estar escribiendo esto, pero me siento en la obligación de hacerlo, de acuerdo a mi conciencia. Los que me conocen saben que soy católico y nunca me he avergonzado de decirlo. Pero esta vez tengo que ser sincero y darle una respuesta, principalmente a la comunidad católica o protestante. Se que me ganaré el prejuicio de mucha gente, pero como lo aprendí de mi colegio católico, debo ser coherente con mi conciencia.

Mañana habrá, una vez más, otro plantón frente al Ministerio de Educación para decirle a la nueva ministra #conmishijosnotemetas, NO a la ideología de género en el currículo nacional. De entrada quiero decir que estoy bastante en desacuerdo con este plantón y con la campaña que principalmente los católicos y protestantes están llevando a cabo. Me preocupa porque páginas como Perú defiende la vida, Instituto Persona, Vida y Familia y Perú defiende la Familia, entre otras, principalmente dirigidas por católicos, han atacado sin argumentos y sin ninguna disposición a escuchar al currículo nacional.

Me propuse entender de qué trataba esta ideología de género y por qué principalmente los católicos insisten tanto en que el currículo está envenenado con esta ideología. Para eso, he leído un pequeño libro que se titula “La ideología de género: sus peligros y alcances”, documento realizado por la Conferencia Episcopal Peruana. He escuchado detenidamente casi toda (para ser sinceros) la charla de Benigno Blanco, Presidente del Foro Español de la Familia en Valladolid España, sobre ideología de género y sus alcances políticos.

He leído lo que dice el currículo nacional. He revisado los libros de tutoría, tanto de primaria como de secundaria. He revisado las guías para docentes sobre educación sexual integral. He escuchado lo que dice la gente fuera del ministerio en los plantones contra el currículo. He leído sus carteles y en fin, dentro del tiempo que tengo libre, he revisado lo que he podido para poder argumentar. Hay muchísimo que decir, pero para ir al grano quiero argumentar solo sobre lo que se ha denunciado del currículo injustamente.

En este post hablaré solo sobre el polémico texto de “El Caperucito Rojo”:

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Se ha hablado del cuento de “El Caperucito Rojo” como un gran ejemplo de cómo el Ministerio introducirá la ideología de género en los niños. Los detractores defienden que en este cuento se confunde al niño al cambiar de sexo a la caperucita y al resto de personajes. Afirman que se pretende enseñar a los niños que no existe tal cosa como el sexo mujer u hombre, que más bien son construcciones sociales y que todos podemos ser lo que queramos ser, cuando queramos serlo. Específicamente, que podemos ser hombres un día y al día siguiente mujeres. Nada más alejado de la realidad. A este post estoy adjuntando los pantallazos que saque de la Guía de Tutoría para cuarto grado.

En ella hay sesiones que los profesores pueden hacer con sus alumnos y una de ellas (la número 6) se llama “Érase una vez… un mundo al revés” (Es la página 70 a la 73). En ella como podrán ver se busca que “las niñas y los niños reconozcan que mujeres y hombres tienen diferencias que les hacen pensar y comportarse de distinta manera; no obstante, a pesar de estas diferencias, son iguales en dignidad y derechos”. ¿Cómo así el El Caperucito Rojo ayuda a esto? pues léanlo y verán. Lo que pretende esta sesión es demostrarle a los niños que tanto hombres como mujeres pueden ir a cuidar a su abuelo (rol que en nuestra sociedad normalmente podría estar asignado a las mujeres.

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Por ejemplo, cuando hablamos de las enfermeras que cuidan a los ancianos, lo primero que nos imaginamos es que es una mujer) ; que tanto hombres y mujeres pueden ser fuertes y valientes (características que normalmente le asignamos al hombre); que tanto hombres y mujeres pueden disfrutar “de las flores y los pajaritos del campo” (gusto que normalmente las mujeres tiene). En fin, podemos encontrar mil roles que naturalmente hemos asignado a los mujeres y a los hombres y que no necesariamente deberían pertenecerle a uno o a otro. Seguro si a mí me hubiesen enseñado eso de niño, hoy no me parecería al menos un poco raro ver a un hombre bailar ballet.

Hoy, curiosamente fui a ver a mi hermana bailar ballet (por cierto baila increíble), en el grupo habían tres hombres y como 20 mujeres. Me pareció increíble ver a los hombres bailar ballet. Había mucho de artístico en sus movimientos. Sin embargo pude darme cuenta de que por momentos me decía a mí mismo: “nunca haría algo así” y me di cuenta que tenía prejuicios. ¿Por qué? porque a mi me enseñaron que los hombres juegan fútbol y que las mujeres bailan ballet. Quizás nunca me lo dijeron directamente, pero no habría manera de que uno de mis amigos hiciera ballet sin decirle que era un maricón. Perdón por lo poco polite, pero muchos de los hombres de mi edad o mayores que yo que lean esto saben que es verdad lo que digo. ¿No les parece que esto debería cambiar? Pues a mí sí.

Quisiera poder ver a un hombre bailar ballet y que no se me pasara por la cabeza que es un maricón. Hoy al finalizar el show, subió el papá de uno de los chicos a dar su testimonio. Me emocionaron sus palabras. Nos dijo: “agradezco a esta academia por acoger a mi hijo (no recuerdo el nombre). En el Perú tuvo que superar muchas dificultades. Primero por su tez negra y segundo, porque quería dedicarse al baile. Hoy en día existen muchos prejuicios e invito a los padres a apoyar a sus hijos para que puedan salir adelante con los sueños que tengan”. Este chico ahora está fuera del país, becado en una gran academia de baile y haciendo lo que realmente le gusta: bailar. ¿Me pregunto cuántos más querrán hacer lo mismo pero por los prejuicios que existen en nuestra sociedad se quedan a mitad de camino? Pues me imagino que muchos.

Por eso creo firmemente que es necesario que los niños aprendan a no tener prejuicios. Con que naturalidad le decimos hoy a alguien que no sea un maricón. Eso es fruto del prejuicio. Explíquenme, entonces, dónde está lo perverso de enseñar que todos podemos ser doctores, bailarines, futbolistas o empresarios exitosos. Esto es lo que busca el Ministerio cuando habla de igualdad de género. ¿Por qué no igualdad de sexo? porque no se pretende decir que los hombre y las mujeres son iguales (por el contrario, ¡se afirma que son distintos!), sino que los roles que cada uno asume en la sociedad no son exclusivos de un solo sexo. En pocas palabras, que aprendamos a vivir sin prejuicios que lleven al maltrato y a la discriminación.

El Ministerio no busca contaminar a los niños como se ha planteado irresponsablemente por algunos. El Ministerio pretende enseñar a los niños a respetarse mutuamente. Podemos no estar de acuerdo con las herramientas que se usan, pero lo que no podemos hacer es acusar al Ministerio y a las personas que trabajan honestamente de tener una intención perversa de envenenar la mente de nuestros niños con la ideología de género. Eso es una generalización desinformada.

Se que hay mucho que comentar y me gustaría seguir escribiendo sobre los otros puntos que han criticado sobre el currículo. Pero lo haré por partes porque sino esto se vuelve imposible de leer. Recalco que como católico que me siento responsable de exponer lo que pienso, tratando de argumentar desde lo que he leído y lo que he visto en mi vida. Naturalmente, me puedo equivocar. Pero lo que no puedo dejar de hacer es decir lo que pienso cuando descubro que hay vacíos en los mensajes que corren por las redes sociales y en la voz de muchas personas a las que le tengo estima, conozco y considero personas reflexivas e inteligentes.

El link para la Guía de Tutoría de 4to grado.