Facebook , feis Lunes, 23 enero 2017

¿Por qué los conservadores religiosos siempre se asumen como representantes legítimos de las familias?

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Fuente: América Latina en movimiento

Escribe: Juan Fonseca

La Conferencia Episcopal acaba de pronunciarse pidiendo un “diálogo amplio” para lograr un “consenso” que logre la “supresión” de la “ideología de género” del Currículo Nacional ¿Qué diálogo va a haber si siguen validando una categoría seudocientífica? ¿Y de qué amplitud hablan cuando lo que buscan es “suprimir” lo relacionado a la equidad de género? Además, dicen que se ha creado un “clima de confusión” a partir del currículo, cuando son los grupos fundamentalistas los que han creado dicha confusión sobre la base de sus mentiras.

Terminan su pronunciamiento citando versículos bíblicos y documentos pontificios para sustentar su postura. Eso sería legítimo si lo que estuviera en debate fuera un tema teológico al interior de su Iglesia. Pero estamos hablando de un asunto cuyo tratamiento corresponde a la sociedad civil y al Estado dentro del marco de la laicidad. Los documentos religiosos no tienen ninguna validez normativa en ese debate.

Finalmente, me gustaría saber cuántos padres de familia y estudiantes eligieron a estos sacerdotes como sus defensores ¿Por qué los conservadores religiosos siempre se asumen como representantes legítimos de las familias? ¿Quién los eligió para ese rol? Si quieren ser interlocutores válidos en un diálogo “fecundo” con el Estado y la sociedad pues que lo hagan como lo que son: representantes de sus iglesias y nada más.

Y hasta eso habría que ponerlo en tela de juicio, pues creo que muchos católicos no se sienten representados por la jerarquía eclesial. Lo mismo vale para los fundamentalistas evangélicos. Y que dejen de monopolizar el discurso de la familia como si fueran los únicos preocupados por ella. Esa es una preocupación que compartimos todos los peruanos. Y muchos de nosotros -incluso los creyentes como yo- lo hacemos no desde la óptica de exclusión que promueve el fanatismo religioso, sino desde el sentido amplio de la convivencia democrática, el valor del ser humano y el uso ético de los aportes de la ciencia.