Facebook , feis , libertades , metaperiodismo , noticias , periodismo , sociedad Miércoles, 12 abril 2017

Por estas razones el caso de la mujer abusada en una discoteca significó un reto para los medios

Escribe: Gerardo Caballero

De cuando en cuando, la realidad pone a prueba la capacidad de los periodistas para discernir y describir los hechos. Hoy ha sido uno de esos días. El video en el que se aprecia a su sujeto (disculpen que emplee una palabra tan trillada) que abusa sexualmente de una mujer en una discoteca sin duda ha significado más de una disyuntiva para quienes trabajan en las redacciones.

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En primer lugar: ¿lo publicamos o no?

Esta mañana era escasa la información que se tenía sobre el asunto: Que el violador se llama Walter (así lo llaman en el video), que sucedió en la discoteca Fuego (aunque no se sabe si en la sede de Santa Anita o en la de Los Olivos). Tampoco se conoce la fecha de la violación ni la identidad de la víctima. Sin embargo, lo escandaloso del asunto (una violación en un lugar público, grabada, ante la complicidad de los varones presentes) ameritaba la publicación.

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En segundo lugar, ¿se publica con video?

Todos los portales que he podido visitar han optado por publicar la nota sin video, solo con la imagen del violador, pues era lo mejor para no alimentar el morbo. Hasta ahí estamos bien.

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La tercera pregunta: ¿en qué sección la publicamos: policiales o redes sociales?

Acá es donde algunos medios comienzan a fallar, pues han colocado las notas de este hecho en la sección “Redes sociales”, junto a notas sobre tiernos gatitos, videos de Duft Punk y Corazón Serrano o sobre displays de videojuegos. Honestamente, no puedo creer lo que han hecho. ¿Les parece que el video de una violación en una discoteca de Lima es noticia por los comentarios que reciben en Facebook? ¿Les parece que la noticia es que el video se viralizó?

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La cuarta pregunta: ¿cómo describimos lo ocurrido?

Acá es dónde cayeron aún más: Algunos medios hablan de una “presunta” violación o que “habría” sido una violación. Yo no puedo creerlo.

¿Qué entienden los periodistas por violación?

Si una mujer inconsciente es penetrada o tocada, ¿acaso no es una violación? ¿O es necesario que se esté defendiendo para que tal hecho sea considerado como violación?

Quienes así piensan me recuerdan a un personaje que sostenía que las esterilizaciones forzadas no se producían contra la voluntad de las víctimas, sino únicamente sin su consentimiento.

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Algunos de estos medios, no muchos, seguro optaron por “presunta” violación, porque tal abuso no ha sido probado por las autoridades competentes. A ellos les pregunto:

¿si ves un video donde un tipo le mete dos balazos en la cabeza a otro, ¿te referirías a él como “el presunto homicida”?

En todo caso, lo que no quisiera creer es que quienes hablan de «presunta» violación lo hacen porque consideran probable que la víctima sea, a fin de cuentas, pareja o ‘agarre’ del violador. No quisiera ni pensar que existen en el gremio periodístico personas que tienen una noción de violencia que prácticamente lo justifica todo.

Y acá también es donde han fallado algunos medios que se apresuran en señalar a la víctima como “una joven ebria”. A ellos les diría dos cosas.

  • Uno: ¿No podría ser que la chica haya estado ‘pepeada’?
  • Dos: ¿No se dan cuenta de que al hacer esta mención están justificando la violencia sexual que acaba de padecer?

Ya estamos en el 2017:

¿Cuándo los periodistas vamos a entender nuestro papel en el cambio social?

Los medios de comunicación brindan interpretaciones y marcos conceptuales que permiten a las personas interpretar o hacerse un juicio sobre lo que sucede en su sociedad. Si a las personas que ven nuestras notas no les decimos que eso es una violación, ¿entonces quién lo hará? Si no lo hacemos, nadie dirá que somos presuntos cómplices de la violencia. Somos el agente de la violencia. Así de sencillo.