corrupción , denuncia , discriminación , Facebook , feis , libertades , noticias , periodismo , politica , redes sociales , sociedad , violencia Martes, 1 agosto 2017

Breve muestra de cómo funcionaban los diarios chicha en la época del fujimorismo

Cualquier parecido al pasado no es coincidencia. Imagen: Exitosa/Karibeña

Cualquier parecido al pasado no es coincidencia.
Imagen: Exitosa/Karibeña

Escribe: Gerardo Caballero

La ‘prensa chicha’ no es un mito, ni es un cuento de terror para asustar a los más jóvenes. Existió y significó el episodio más oscuro del periodismo peruano. Hay quienes no la conocieron y hay otros que prefieren calcinarla y enterrarla en la fosa común del olvido. Pero creo que este ejemplo bastará para comprenderla en su real dimensión.

A fines de febrero del 2000, la unidad de investigación del diario El Comercio reveló la existencia de la ‘fábrica del millón firmas’ que la agrupación fujimorista Perú al 2000 había implementado para inscribirse formalmente. Fue uno de los mejores trabajos de investigación periodística (investigación real, en equipo) que este país ha visto en las dos últimas décadas. De hecho, si no hubiera sido por su extensión (fueron ocho entregas), hubiera sido finalista del Premio Nuevo Periodismo de la FNPI.

Tras la revelación, para amenguar la gravedad de la denuncia, la ‘prensa chicha’ le dedicó su sórdida y pestilente artillería. Los titulares de ese episodio han sido recopilados en este cuadro del libro de Carlos Iván Degrégori (“La década de la antipolítica”, 2001).

En el capítulo dedicado a la ‘prensa chicha’, Degrégori encuentra que hay tópicos recurrentes en estos titulares.

Describen a los opositores al fujimorismo como “incapaces y corruptos”, “pitucos, abusivos y antipopulares”, “proterroristas” y personajes “feminizados”: ¿Les resulta familiar toda esta repertorio de calificativos? Era, pues, una maquinaria ideológica que amparaba su discurso en los prejuicios más rancios de la sociedad.

Y todo eso, hoy sabemos, era financiado con fondos públicos desviados de las Fuerzas Armadas.
Por eso me indigna (sí, me indigna, aunque a algunos la palabra les cause cierta tirria) que los operadores de aquella inmundicia propagandística vengan ahora a quejarse de la existencia de un dizque ‘sicariato mediático’. ¿Con qué autoridad moral tildan a otros de ‘sicarios’ quienes integraron esos escuadrones mediáticos de aniquilamiento?
Hay que ser increíblemente cínico para ello. Y, como hemos escuchado siempre los periodistas, «los cínicos no sirven para este oficio».

Algunos titulares de la prensa chicha de los 90. Imagen: Gerardo Caballero

Algunos titulares de la prensa chicha de los 90.
Imagen: Gerardo Caballero