corrupción , Facebook , feis , libertades , noticias , politica , sociedad Viernes, 13 octubre 2017

Esta es la carta que el ministro Jorge Nieto, quien está a favor del indulto, debería leer

El ministro Jorge Nieto, exizquierdista y, todo indica, exdefensor de la democracia y el estado de derecho. Al costado: los fujimoristas Úrsula Letona y Miguel Torres. Todos en un palco del Estadio Nacional el día que Perú alcanzó el repechaje. Coco no puede creerlo (el ampay, no el repechaje). Foto: Hildebrandt en sus trece

El ministro Jorge Nieto, exizquierdista y, todo indica, exdefensor de la democracia y el estado de derecho. Al costado: los fujimoristas Úrsula Letona y Miguel Torres. Todos en un palco del Estadio Nacional el día que Perú alcanzó el repechaje. Coco no puede creerlo (el ampay, no el repechaje).
Foto: Hildebrandt en sus trece

Escribe: Diego Trelles Paz*

París, 10 de octubre 2017.

Sr. ministro de Defensa Jorge Nieto Montesinos.

Si los cálculos no me fallan usted tiene 65 años y en veinte días cumplirá 66. Quien le escribe tiene 26 años menos que usted y, luego de verlo ayer por la televisión —usted estaba sentado casi de perfil y hablaba también con las manos—, y de escucharlo decir que no puede «estar en contra de un indulto humanitario» a Alberto Fujimori porque cree «que nadie podría estar en contra de un indulto humanitario», se lo confieso, tuve miedo.

Dijo además que el país necesitaba «una auténtica política de reconciliación» y cuando volvió a hablar de Fujimori usted, al igual que el fujimorista promedio, llamó a sus delitos, «errores». La «auténtica política de reconciliación» requería, en sus palabras, de mirarnos a los ojos, decirnos las cosas a la cara y luego abrazarnos entre todos. Esto, para usted, era «hacer un duelo» que nos permitiría «voltear la página» y «ver el futuro con otra mirada».

Imagen: Canal N

Nieto en Agenda Política. Imagen: Canal N

Su receta para «voltear la página» incluye el indulto ilegal de un dictador condenado a 25 años de prisión por las matanzas de Barrios Altos y La Cantuta, y los secuestros en los sótanos del Servicio de Inteligencia del Ejército. Para usted la «pieza clave» de este proceso de «auténtica reconciliación» es la «gracia presidencial» ante la cual no puede oponerse. Ya basta de seguir mirando el pasado, piensa: ejercer el trabajo de la memoria nos podría convertir en «estatuas de Lot».

«¿De qué tuve miedo?», se preguntará. Y quizás, también, querrá saber por qué menciono su edad comparándola con la mía.

Para responderle tengo que hacerle una confesión: hoy estuve pensando en usted todo el santo día. Quería entender. Vi varias veces el video de la entrevista. Observé sus gestos, el movimiento de sus manos, su elegante resignación. Me preguntaba constantemente en lo que usted podría haber sentido mientras hablaba frente a las cámaras, mientras decía todas esas cosas que muy poca gente hubiera imaginado oír alguna vez de su voz.

También imaginé el después. Usted vuelve a casa y yo le invento un espejo grande, justo a la entrada. Es un espejo inevitable que lo obliga a observarse. Tengo una imaginación frondosa (escribo), y en mi relato de esta escena de desengaño, usted mira el reflejo sabiendo que, del otro lado, ya hay otro. No tiene ni que dudarlo Es como si el cuerpo se hubiera deshabitado y usted, que recuerda de pronto al célebre y olvidado historiador Pablo Macera, entiende con nitidez que cuando uno acepta caer en desgracia moral, es imposible volver.

Es aquí donde entra el miedo.

Lo imaginé, ministro Nieto, a mi edad, incluso antes, mucho más joven. Perdone que me haya tomado esa libertad, pero tengo la impresión de que usted se pasó la vida defendiendo muchas de las causas con las que me he identificado siempre. Es más, estoy seguro de que, a mi edad, hubiera sido imposible para usted imaginar ese futuro escenario en el cual ese hombre que siempre luchó por la democracia y por la justicia del Perú, aparece públicamente avalando la liberación de aquel que la destruyó.

¿Cómo se concilia eso?

¿Cómo se explica?

¿Un hombre admirado y reconocido por sus pares que decide traicionar sus principios, su pasado, la lucha de toda su vida, y quedar en la historia de su patria como el ministro que estuvo a favor del indulto de un asesino?

Imagen: Hildebrandt en sus trece

Foto aparecida hoy en Hildebrandt en sus trece sobre Jorge Niueto. Imagen: H 13

El miedo, ministro Nieto, es imaginar, de aquí a 20 o 25 años, esa misma decadencia y no sentir vergüenza. Imaginar que todo lo que un hombre hace para reconocerse, se pueda quebrar tan fácilmente. Deshacer los principios, desvanecerse dentro del mismo cuerpo, mirarse y no verse.

El miedo es el espejo.

*Diego Trelles Paz es escritor y es autor de los libros ‘Adormecer a los felices’ y ‘Bioy’.