Facebook , noticias Jueves, 14 mayo 2015

La suspensión de este congresista nos trajo una buena práctica que ojalá no se pierda

Foto: Internet.

Foto: Internet.

Escribe: Diana Chávez

Cuando veo cosas así, me pongo de buen humor.

Este es el tablero de votación del informe de la Comisión de Ética que recomienda la suspensión de José León por -presuntamente- haberle alquilado una casa a un narcotraficante. Ya, sí, es un montón de verdes con casi todos a favor. Pero yo me concentré en dos verdes en particular: Carmen Omonte y Daniel Mora. ¿Por qué? Porque son de su bancada.

Por supuesto que un montón de congresistas de otras bancadas votarán porque te suspendan: porque les conviene que en el otro bando haya menos gente. Por eso, que tus mismos compañeros de grupo parlamentario, voten a favor de tu suspensión es algo malo para ti – cierto-, pero bueno para todos nosotros.

Es bueno porque al menos esta vez vimos que no se cumplió la máxima de «otorongo no come otorongo». Es bueno porque tus compañeros no cerraron filas y no te blindaron de una manera escandalosa que luego la gente (la que votó por ti o no, pero la gente que representas al fin y al cabo) iba a repudiar.

José León, el congresista suspendido. Foto: Peru21.pe.

José León, el congresista suspendido. Foto: Peru21.pe.

Es bueno porque muestra que es posible ser correcto o correcta aunque eso implique ajustarse el cinturón, es sano para el congreso, es bueno para la gente porque pone en la mesa la necesidad de que esta información sea pública siempre, oportunamente, y tenga un archivo que nos permita a todos consultarlo cuando queramos, gratis y en tiempo real porque esta información nos pertenece.

Y aquí comenzamos con las deficiencias: este archivo no existe. ¿Se imaginan por qué? ¿Se imaginan lo poderosísimo que sería para todos nosotros poder ver siempre quién votó para blindar a quién? Como en algunos casos en particular, las votaciones de blindaje reflejan lo que algunos alegremente usan como principal indicador de cohesión o disciplina de bancada.

Solo pensemos en la cantidad de informes de la Comisión de Ética Parlamentaria que recomendaban sanción, y que al llegar al pleno y ser sometidos a votación quedaron en nada. Cuando esa información no es conocida o no puede ser monitoreada, nadie te jala la pita y tu bancada te blinda sin mayor presión pública. Y la gente desconfía del Congreso, con razón.

El registro de votaciones es uno de los temas más visibles, pero hay más. Solo por citar un ejemplo del día: las agendas del pleno del Congreso, de las que no hay registro desde este año.

El Congreso cumple con tuitearlas y colgarlas en una ubicación temporal en su web, pero, ¿y la preservación de información? No mantener un archivo de las agendas del pleno no solo hace más difícil el trabajo de supervisión de la labor parlamentaria, igual que en el caso del registro de votaciones: sino que le quita poder a la gente. Si ayer conocimos cómo votaron los congresistas en el caso de José León, fue porque un congresista tuiteó una foto del panel de votación.

Y eso es buenísimo, pero fue un acto individual de buena voluntad y no una iniciativa institucional aún. ¿Qué pasaría si un día los congresistas se pusieran de acuerdo y decidieran no tuitear los resultados de las votaciones en el Pleno o comisiones?

Pero bueno, al menos ayer, en este caso eso no pasó. Y me pone contenta.