Facebook , redes sociales Miércoles, 25 noviembre 2015

El Congreso desestima y archiva el proyecto de despenalización del aborto, pero el problema real es otro

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¿El muro de la vergüenza? Iluistración: Déjala Decidir

Escribe José Carlos Yrigoyen

El Congreso desestima y archiva el proyecto de despenalización del aborto y todo el mundo le cae encima a los congresistas que votaron en contra. Igual fue con la Unión Civil y con cuanta idea que nos diferencie del siglo XIX que haya sido debatida en comisiones y en el hemiciclo. Pero para mí insultar o escarnecer a Martha Chávez o a Juan Carlos Eguren es el camino fácil, lo más superficial y epidérmico del tema.

El problema real es que tenemos un parlamento que representa demasiado bien a la ciudadanía que lo elige. Que vivimos en un país sumamente conservador que desdeña con los más increíbles prejuicios y sin ningún interés por el diálogo cualquier propuesta que signifique la más mínima evolución social. Esperar que un día de carambola un Congreso que emerge de esa sociedad emprenda esos desafíos es iluso, como es iluso guarecerse en la realidad del Face (aquella dimensión donde Vero Mendoza va primera en las encuestas) como si este fuera el último refugio de la superioridad moral.

Hay algo afuera que se resiste a cambiar y una de las razones por la que no podemos influir en eso es porque no tenemos el menor interés en comprenderlo, sino solamente en insistir en que nosotros somos diferentes, y no solo diferentes, sino mejores. Vivir diciendo que Martha Chávez es una bruja o el pastor Rosas un cavernario no contribuye ni un poquito a variar esa situación.