Foto: Andina

Escribe: Renato Cisneros

Me he dedicado a escuchar con atención las últimas entrevistas a Alfredo Barnechea y sinceramente lo veo como un candidato mucho más serio que varios de los que están arriba en las encuestas. Ha estudiado las posibilidades del gas, habla de infraestructura, de industrializar el país, de combatir la informalidad, de cambiar el modelo, de fortalecer la clase media para apuntar a un bienestar general, y dice tener experiencia y credenciales en la resolución de conflictos sociales.

No me convence su plancha (Víctor Andrés García Belaunde y Edmundo del Águila; de hecho me parece un riesgo tremendo de Acción Popular mandarse a la competencia sin alianzas, poniendo en juego su inscripción). Tampoco me convence su estilo parco, frío, por momentos desangelado o distante, pero esas son anécdotas, solo con carisma no se gobierna.

Barnechea habla de unión y no personaliza sus confrontaciones. Quisiera oír sus ideas en materia de seguridad y de respeto a las minorías. Pero no veo en él a un corrupto disfrazado, a un ladrón potencial, a un títere sin reflejos, a un capitalista furibundo, a un improvisado timorato, ni a un palabrero con media training.

Si alguien le conoce algún anticucho, perla, antecedente peligroso o compromiso privado inadecuado, además de su felizmente breve paso por el Apra, que lo informe. Por ahora, sin decidir mi voto todavía, me quedo con una buena impresión de sus propuestas. Escúchenlo. Por cierto, no lo conozco personalmente.

[ACTUALIZACIÓN: Me entero por Jacqueline Fowks que Barnechea fue asesor de un grupo hidroeléctrico, Grupo Sacyr, entre 2012 y 2015, tal como consta en su Hoja de Vida. Tendrá que convencernos entonces de que su discurso gasífero no es solo una mascarada para beneficiar al grupo mencionado].