discriminación , Facebook , feis , libertades , noticias , politica , racismo , sociedad , violencia Viernes, 16 diciembre 2016

El hijo de un conocido fujitroll le da una lección a su padre sobre la terrorífica «ideología de género»

Escribe: Carlos Polo Villanueva*

Hoy fue el plantón #ConLaIgualdadNoTeMetas y a propósito quiero compartirles un consejo de mi experiencia (como hijo).

Si ustedes creen que lxs hijxs son resultado directo de lo bien o mal que se les eduque, mejor no tengan hijxs. Si creen que una persona carece de criterio propio y capacidad de autodeterminación cual barro de alfarero, no lo hagan. Por su bien y por el de esxs futurxs hijxs.

No solo porque concebir a un menor de tal forma lleva a relaciones verticales, sino porque ustedes mismxs van a terminar frustrándose. Las personas tenemos la capacidad de cuestionar y evaluar aquello que se nos pretende inculcar. Y un niñx es una persona. Tenemos la capacidad de reflexionar, aquilatar y finalmente aceptar o rechazar esa educación que tú crees que infaliblemente moldeará la manera de pensar de «tu» niño o niña.

Lo sé porque esa es la historia de mi vida

Independientemente de nuestra formación, todos podemos elegir qué ser y a quién seguir. Foto: captura YouTiube

Independientemente de nuestra formación, todos podemos elegir qué ser y a quién seguir.
Foto: captura YouTiube

Recuerdo que de pequeño mi papá me llevaba en su carro y me enseñaba una palomillada.

«Bombón, camina por la sombra que por el sol los bombones se derriten».

Yo bajaba la ventana del carro y repetía igualito. Y nos matábamos de risa. Otro día, me preguntaba:

¿Sabes cuál es mi animal favorito? Y luego me respondía: ¡el pollo a la brasa!

Y así. Les podría contar varias anécdotas de aquello como fue la educación que recibí de mi padre.

Recuerdo un centenar de chistes homofóbicos, recuerdo racismo, recuerdo, en líneas generales, poca sensibilidad y poca empatía.

Sensibilidad y empatía son hoy, sin embargo, mis estandartes de lucha. A partir de ellas reconozco esos «piropos» que me enseñó mi padre como lo que son: acoso callejero. Violencia. Machismo.

Reconozco también que vivimos tan inmersos en la indolencia y la angurria que nos olvidamos que millones de animales pasan su vida entera en una estrecha jaula sin saber lo que es vivir en libertad por puro capricho o ignorancia nuestra. Hoy ya no río. Porque no le encuentro el chiste a tanta injusticia. Porque me encuentro más bien en el dolor ajeno, en la compasión, en la convicción de que esta situación debe ser subvertida.

El proyecto ideologizador de mi padre fracasó. No me pudo educar en la asimilación de los discursos opresivos que toman múltiples disfraces: a veces se nos presentan racionalmente como «lo natural», otras pretenden tomarnos desprevenidxs colándose entre broma y broma.

El alfarero no pudo dar forma al barro. El barro tenía vida propia. Y tomó la forma de sus propias convicciones.

Yo veo ahora a mi padre un tanto frustrado. Y me apena. Siempre me ha parecido una persona agudísima, por lo que me es difícil considerar que haya sido lo bastante ingenuo como para no anticipar este desenlace. Como digo, me apena. Sé lo que es imaginarse un futuro con alguien que amas y que ese futuro jamás llegue. Por eso, no me es ajeno. Pero esas ilusiones se cimentaron en las bases vaporosas de una contingencia: ese dogma de la maleabilidad de lxs niñxs. Y caro lo estamos pagando.

Imágenes del plantón de hoy en el Ministerio de Educación contra la terrorífica "ideología de género". Foto: Útero.Pe

Imágenes del plantón de hoy en el Ministerio de Educación contra la terrorífica «ideología de género».
Foto: Útero.Pe

Esto me lleva a la segunda parte de mi reflexión: pase lo que pase con el currículo escolar, no se podrá evitar lo inevitable. Ninguna ideología se meterá en «sus» hijxs, ni tampoco tendrán garantías de que la ideología que ustedes le intentan meter termine correctamente instalada. Porque las personas (niñxs incluidxs) no somos celulares o computadoras. Tenemos la capacidad de cuestionar lo inculcado y formular un propio criterio.

La educación les facilitará un camino hacia esas otras formas de ver el mundo, de entender la sexualidad, de vivir en comunidad y de comprender a la otra persona. Y me da la impresión de que si tienen tanto miedo al currículo (aun sabiendo que la ideologización impositiva tiene como remedio el fortalecimiento del aparato crítico) es porque en el fondo reconocen la fragilidad de su ideología al ser expuesta a una mirada crítica.

*Hijo de Carlos Polo Samaniego, un fujitroll