corrupción , Facebook , feis , noticias , politica Jueves, 23 marzo 2017

Esta es la historia que no te contarán sobre cómo recuperamos US$ 17 millones que escondía Montesinos

Oscar Solórzano (extremo izquierdo), al lado Greta Fenner, una de las personas más importantes en recuperación de activos del mundo. Foto: peru.baselgovernance.org

Oscar Solórzano (extremo izquierdo), al lado Greta Fenner, una de las personas más importantes en recuperación de activos del mundo.
Foto: peru.baselgovernance.org

Escribe: Julio Arbizu

Era diciembre de 2011 y yo tenía apenas dos meses en el cargo de Procurador Anticorrupción, cuando me pidieron que viaje a París, a representar al Perú en una ronda sobre gobernanza de países del OCDE.

Me pareció además de interesante la oportunidad de saldar una vieja deuda con el escritor que había dejado de pretender ser hacía ya veinte años. Ir a la ciudad de Víctor Hugo, pasar por quartier latin (donde Gabo, desde un café con las mesas al aire libre, había saludado, a la distancia con un: «maestro», a un Hemingway, que al paso le contestó: «¡amigo!»), era un gran oportunidad.

Por supuesto no tuve tiempo de ir al barrio latino, ni de pasar por la casa de Víctor Hugo en el hermoso Barrio Judío de París, ni de recordar a García Márquez ni a Hemingway. Di una conferencia sobre el subsistema anticorrupción, que había conseguido encarcelar a Fujimori como líder de una organización criminal y al día siguiente ya debía tomar un avión para regresar al Perú.

Pero ahí empieza la historia que quiero contarles

Luego de mi exposición se me acercó un funcionario del Ministerio de Justicia de Luxemburgo, a preguntarme si acaso al Perú no le interesaban los ocho millones de dólares que Vladimiro Montesinos tenía en dos cuentas de un banco del Principado, sobre las que ya había pedido incluso una liquidación de intereses.

Cuando volví a Lima me reuní con todos los abogados de la Procuraduría y nadando en un mar de expedientes viejos nos encontramos con el caso: 8 millones de dólares (en dos cuentas de cuatro cada una) en el Bank of Luxembourg, producto de una operación ilícita, que se habían congelado allá por el 2002. El problema es que el caso no había terminado y Montesinos aún no tenía condena.

Logramos en unos meses que la solicitud formal de devolución del dinero, dirigida a Luxemburgo, saliera de un juzgado peruano, pero fue imposible recibir una respuesta positiva: allá requerían de la condena contra el titular de la cuenta.

Pasaron varios meses hasta que se me ocurrió que la nueva ley de pérdida de dominio (aprobada para hacer posible la recuperación de bienes o dinero ilícito sin sentencia condenatoria previa) nos podía permitir declarar la ilicitud de la cuenta con los 8 millones y luego de obtener una sentencia en ese sentido para convalidarla en Luxemburgo.

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Era ya 2103 y viajé nuevamente a Europa. Me reuní con las autoridades del Principado (después de una ruta accidentada en la que perdieron mi maleta, con el único terno que llevaba para las reuniones) y allí obtuve una respuesta que abrió una expectativa.

Luego aproveché el viaje para ir a Suiza (quería ver el avance de una solicitud de la Procuraduría para que Ernesto Schütz fuera procesado allá por corrupción e indagar sobre otras cuentas ilícitas en ese país).

Antes de volver se me ocurrió tomar un tren (boleto que compré con la mía) rumbo a Basilea (Suiza), para conversar con los funcionarios del Basel Institute, la organización más importante en repatriación de activos de la corrupción en el mundo. Cuando llegué, me reuní con los funcionarios del Basel y el tema les pareció interesante (yo había llegado sin anunciarme, pero me recibieron y me prestaron atención luego de escuchar el relato macondiano del dinero de la organización de Fujimori y Montesinos).

La jefa de la Oficina, Greta Fenner, me dijo que allí tenían a alguien que podía conocer detalles del caso. Así fue como conocí al gran Oscar Solórzano, por ese entonces funcionario de la oficina en Basel, un magnífico trujillano, quien desde entonces sería mi amigo y con quien trabajaríamos en la repatriación del dinero, hasta que decidí renunciar a la defensa del Estado en diciembre de ese mismo año.

La Procuraduría y el Ministerio Público firmarían tiempo después un convenio con el Basel, para recibir asesoría en la recuperación de fondos con origen delictivo, que sigue hasta el día de hoy.

Oscar y el Basel se siguieron dedicando a perseguir el rastro del dinero y a litigar su retorno al Perú después de mi partida, como siguieron también los procuradores que me sucedieron y muchos otros funcionarios honestos y comprometidos.

Yo me dediqué a otras cosas, desde ese momento, pero no me olvido de su colaboración y del compromiso con el país.

Hoy me escribió Oscar desde Perú (es, desde hace algún tiempo el Jefe de la Oficina de Basel Latinoamérica, con sede en Lima), a contarme la noticia que ustedes leerán a continuación en el link que adjunto y a la distancia se me alegra un poco la peruanidad, a pesar de el drama que viven mis compatriotas.

Puedes ver la noticia aquí. Imagen: captura Twitter

Puedes ver la noticia aquí.
Imagen: captura Twitter

¿Algo tendrán que decir las personas que hablan tanto de labores ajenas y ocultan sus amistades e intereses?