Facebook , feis , libertades , noticias , periodismo , politica , redes sociales , sociedad , violencia Jueves, 25 enero 2018

Esta es la razón por la que la derecha bruta y achorada promociona más el terrorismo que los propios terroristas

Imagen: composición Útero.Pe

Imagen: composición Útero.Pe

Escribe: Juan Fonseca

Recuerdo que de niño, un pastor evangélico me dijo algo así: “Hay cristianos que promocionan más al diablo que los impíos. Hablan de él más que de Dios y lo ven hasta en la sopa”. Efectivamente, algunos hermanos en la iglesia vivían obsesionados con el diablo y, cada cierto tiempo, se encargaban de aterrorizarme con su omnipresencia para, según ellos, fortalecer mi fe. De Dios hablaban muy poquito y en sus discursos parecía que era más débil que el demonio. Por supuesto, la fe cristiana auténtica está basada en el amor a Dios y no en el temor al diablo.

La ultraderecha peruana tiene una relación parecida con el terrorismo. Ven terrucos en todas partes y hablan más de Sendero que los propios terroristas. Son sus principales propagandistas. Es que la ultraderecha peruana -esa alianza entre el fujimorismo, el militarismo y el conservadurismo religioso- necesita del terrorismo.

Lo necesita porque si su antagonista simbólico desaparece pierde la fuente de su poder: el temor.

Cortesía de Karen Bermedo

Imagen: cortesía de Karen Bermedo

Desde que el terrorismo fue derrotado por la acción conjunta del Estado y la sociedad civil, la ultraderecha saca de tiempo en tiempo el fantasma del terrorismo como un mecanismo para meter miedo a la ciudadanía y, de paso, reprimir a las voces disidentes. En el Perú del fujippkausismo, cualquiera que defienda la democracia o los derechos humanos es sospechoso de terrorismo.

Comparto esta analogía a propósito de la «denuncia» de Correo contra el MALI por una supuesta apología al terrorismo en un conjunto de obras de arte popular. Al respecto, el general Chiabra ayer decía en televisión que el terrorismo se mete por la cultura, por los libros.

Falso.

Más bien la cultura (los libros, el cine, el arte) han contribuido a fortalecer las convicciones democráticas y los valores humanos de las nuevas generaciones de peruanos, que rechazan abrumadoramente el terrorismo.

Cortesía de Karen Bermedo

Imagen: cortesía de Karen Bermedo

Pero la cultura también ha creado una conciencia crítica que ha permitido, por ejemplo, que un sector importante de la ciudadanía, en particular los jóvenes, rechace las campañas de odio de la ultraderecha local. Es a ellos, a su libertad de pensamiento, a quienes se quiere reprimir con estos psicosociales.

Muy bien que el MALI se haya puesto fuerte para defenderse del innoble ataque de Correo. Las tablas de Sarhua y la obra del maestro Nicanor Jiménez no tienen nada de apología al terrorismo. Se están exponiendo alrededor del mundo desde hace varias décadas sin que hayan engendrado terrucos. Más bien son una genialidad del arte popular peruano y, por supuesto, un orgullo para nuestra cultura.

Como lo han explicado hasta la saciedad especialistas como Karen Bernedo, la cuestionada serie Piraq Causa (¿Quién es el culpable?), elaborada en 1992, solo relata las duras experiencias que vivió la gente de Sarhua durante el tiempo de la violencia terrorista. Ojalá que las obras sean expuestas por el MALI para que los peruanos podamos apreciar cómo desde el arte se puede construir una auténtica reconciliación basada en la memoria y no en el olvido, la mentira o la censura.

Nota: Las fotos muestran las imágenes completas de algunas de las obras cuestionadas. Como se ve, no defienden al terrorismo, sino más bien denuncian sus actos de crueldad.

Correo las publicó incompletas para tergiversar su mensaje.