En los tempranos 70 se desterró a Papá Noel por alienante e imperialista, y se cambió por… ¡Taita Noel!

Foto: Arkiv Peru

Escribe Eduardo Adrianzén en su Facebook:

Los niñitos de mi promo tienen que acordarse: en los tempranos 70’s se desterró a Papá Noel por alienante e imperialista, y se cambió por… ¡Taita Noel! que era el mismo señor caucásico y barbudo, pero con poncho y chullo, y llamas en vez de renos. Visto a la distancia, es una de las fumadas más bizarras de los tiempos de Velasco, y juro que le debo muchos momentos de carcajadas en mi escéptica infancia. «Taita Noel» se paseaba por Monterrey y Tía (los Metro y Plaza Vea de entonces) y se hacía pasar por autóctono y revolucionario, como buena metáfora de la bipolar mazamorra ideológica de entonces. ¿Cómo habrán hecho los padres para explicar a sus hijos que por decreto supremo, el clásico Papá Noel fue deportado y ahora estaba ese? Qué divertido imaginarlo…

Conmigo no hubo problema: desde los 4 años ya sabía que Papá Noel era más falso que promesa de político. Eso pasa cuando tienes varios tíos adolescentes socialistas (o así se imaginaban ellos) cuya diversión era decirle al niñito «¡Papá Noel no existe, ese con el que te has tomado la foto es un humilde asalariado explotado por la burguesía!» así que normal, el mundo era así. Juro que el primer, primer recuerdo consciente que tengo de mi viejo (que tendría 28 años entonces) es requintando «¡este presidente Belaúnde es un hue—!» sería en 1968, antes del golpe (eso para que entiendan por qué todo lo veo política…).

Pero en serio; hoy hasta pagaría por ver un Taita Noel en alguna tienda. No duró mucho: dos o tres navidades. Luego volvió el de siempre, el lacayo del imperialismo yanqui. Y siempre, siempre, serán humildes asalariados de la burguesía muriéndose de calor…