«El nuevo régimen laboral para jóvenes no vulnera derechos pero tampoco alcanza contra la informalidad»

Foto: Peru21

Escribe Pablo Secada en su Facebook:

En Twitter se dio un interesante debate sobre la ley que flexibiliza el empleo juvenil. Discrepo con los que consideran que conculca derechos. Nueve de cada diez jóvenes son informales. También discrepo con quienes sostienen que el mercado laboral es flexible. Cito el peor dato de la sección laboral del Índice de Competitividad Global del Foro Económico Mundial: en las «Prácticas para contratar y despedir» obtenemos 2.9 de 7 puntos, lo que nos ubicar en el puesto 130 de 144 países. Neoliberalmente flexibles, ¿no creen?

Tampoco creo que la ley sea una bala de plata contra la informalidad laboral juvenil. Franco Giuffra (La arqueología laboral, El Comercio) sostuvo que su impacto será limitado, especialmente entre las microempresas, por la multiplicidad de regímenes y los costos de transacción asociados.

Hice una lista de algunos elementos de las reformas necesarias para aumentar la productividad, la verdadera cura de la informalidad como lo sostuvo Hugo Ñopo.

• Se deben adoptar reformas que promuevan la productividad de los trabajadores, hacer mucho más flexible el mercado laboral y cambiar la protección social por el esquema de flexiseguridad de los holandeses y daneses.

• Reformas a los programas de nutrición a las madres lactantes, asistencia en los partos, nutrición a los niños y combate a la anemia. Con uno de cada tres niños desnutrido crónico y dos de cada cinco anémicos, hoy mismo que estamos en la «política Magaly» abocada ahora a Martín Belaúnde, no vamos a ninguna parte.

• Se requieren mayor cobertura y calidad de la educación inicial. Los niñitos con menos oportunidades siguen dando ventaja al no ir a estimulación temprana y el nido.

• FONIE, el programa de APPs de cuatro servicios básicos en centros poblados pobres del MIDIS, ayuda mucho.

• Se requieren APPs en microirrigación y semillas mejoradas. No como las de quinua del INIA en Ayacucho, que los campesinos dejaron de usar porque no les convenían. Justo cuando la creciente demanda de quinua está llevando a que la siembren en la costa donde se fumiga y «pateen» la de la sierra, bajando su precio.

• Hay que apoyar al MINEDU con sus programas de APPs de infraestructura, evaluación de docentes, autonomía a los directores bien evaluados y reforma curricular.

• La educación superior privada con fines de lucro es un contrasentido conceptual. No puede seguir la estafa merca de la mayoría que hacen esto. Las unis del Estado requieren autonomía. UNMSM, UNALM y UNI tienen que ser centros de excelencia. Y, reformadas, tienen que asociarse y contribuir a mejorar las demás unis. Volviéndolas filiales si es necesario.

• Se debe eliminar el sesgo contra la educación técnica. Y ofrecer una de calidad que satisfaga la demanda. SENATI y SENCICO se tienen que potenciar. Deben aliarse con TECSUP y otros centros de excelencia.

• Deben ofrecerse becas masivamente.

• El Estado debe concursar fondos para que la UPCH y otras unis investiguen, de verdad cómo en la Cayetano y en ninguna otra salvo algunos académicos. Aliadas con las líderes del mundo.

• Hay que apoyar al MINSA con sus APPs de 200 centros de salud. Se debe evaluar a los médicos y las enfermeras.

• Flexiseguridad es asegurar a la persona, no al puesto. Que acceda a un buen seguro de salud, una pensión y un seguro de desempleo. Que sean suyos. Que pueda contribuir a los mismos si quiere. También se requieren reformas en la provisión de todos estos servicios. Reformas que aumenten la competencia y la cobertura. ESSALUD, por ejemplo, no puede seguir cubriendo a personas de ingresos medios y altos. Su financiamiento tiene que pasar a provenir de un impuesto, no una contribución. Es inadmisible que tres de cada afiliados a la ONP no vayan a recibir pensión. Y hay reformas pendientes, no las enunciadas por congresistas populistas e irresponsables, al SPP.

Una agenda así es imposible sin instituciones. Este gobierno está avanzando en algunas áreas. Este será su legado positivo. Pero hay mucho que hacer para enfrentar los intereses que explican el desastroso status quo.